Hay que dejar en claro primero, un juego tan solo por ser difícil no necesariamente tiene que ser bueno, al igual que un buen juego no tiene que ser necesariamente difícil, el valor de un juego se mide mucho sobre la experiencia que tiene un jugador al momento de vivirlo, desde sus mecánicas hasta su estilo visual hacen nuestra experiencia diferente para cada uno de nosotros, y queda de parte del desarrollador decidir cuál es el aspecto que cautivará nuestra atención para adquirir su juego. Muchos desarrolladores basan parte de su experiencia de juego en el delicado balance entre dificultad y jugabilidad, porque es tan fácil romper este esquema es muy fácil hacer que la dificultad sea alta solo por el hecho de que el juego carece de calidad en diseño, mecánicas dudosas y en general una falta de consideración al implementar otros aspectos del juego porque se le da más enfoque a apartados como lo es lo visual y lo sonoro.

Por otro lado, existe el brillante caso del juego que tiene su balance de dificultad pesada con mecánicas bien hechas que hacen una experiencia de juego no sólo memorable y retadora, sino también una experiencia que muchos de nosotros disfrutamos a un nivel más personal y que nos impulsa querer mejorar y superar todos los retos que se nos ofrece por delante. Existen diversos exponentes de este caso que en más de una ocasión nos han apaleado hasta ponernos de rodillas y decir “no puedo más… pero tengo que seguir, tengo que continuar” porque el juego se presta a ser una experiencia disfrutable, se presta a ser algo que hacemos por diversión y no por necedad.

Enter the Gungeon es uno de esos casos.

La bala que puede matar el pasado

Tengo que admitir que cuando empecé a jugar Enter the Gungeon lo que menos me interesaba del juego era la historia, después de todo es un juego Roguelike, un género bien conocido por simplemente darnos una excusa medianamente formada para entrar en acción y superar cada nivel, dicho esto, Enter the Gungeon tiene una historia que al principio parece ser otro caso más de estos, sin embargo al igual que sucede con una excelente ambientación, te das cuenta que el juego se ve menos hueco por la cantidad de personajes que llenan ese mundo y las pequeñas historias que lo forman así como las historias que son contadas a través de los objetos que adquieres, a tal punto que hasta el tipo que te lleva por el tutorial tiene una pequeña historia que enriquece el mundo.

Tienes 4 Gungeoneers (personajes) durante todo el juego, además de un personaje especial llamado The Cultist que es el segundo jugador de esta aventura si decides jugarlo en cooperativo, nuestros coloridos protagonistas están ahí por una razón específica: Entrar en el Gungeon para conseguir El arma que puede matar el pasado y así corregir los errores que llevaron a cada uno de ellos a aparecer ahí en primer lugar.

Como mencioné al principio, la premisa es bastante sencilla, sin embargo te das cuenta que cada personaje tiene una motivación especial detrás del por qué necesitan el arma que puede matar el pasado, así como los personajes que rodean el Gungeon y las circunstancias por las cuales tiene su presencia ahí, y conforme te adentras más en el Gungeon cada vez conoces a más personajes que hacen del mundo más rico en historia, así como cuando encuentras los objetos que te cuentan algunos de los sucesos de su razón de ser, y que al mismo tiempo te cuentan un poco más sobre la verdadera historia que rodea al Gungeon. Esta dedicación al detalle en el trasfondo del Gungeon se aplaude porque bien solo pudo crear diversos personajes y ya, muchos casos son en los que sólo necesitamos una excusa para terminar un calabozo, pero este juego se preocupa por el trasfondo y nos da más de lo que esperábamos, haciéndolo una experiencia mucho más memorable.

Fácil de aprender, difícil de dominar

Antes de entrar al Gungeon como tal, te explican un poco de las mecánicas necesarias para ser exitoso en tu aventura a través de un tutorial, todo lo que necesitas saber es que las armas disparan a la dirección que apunta tu personaje, un botón sirve para hacer Run Dodge-Roll, mejor conocido como el rueda y esquiva, y que las balas de salva pueden limpiar la pantalla de múltiples proyectiles, haciéndolos tu escudo de uso único contra una agobiadora cantidad de proyectiles mortales, además claro de tu vida representada en corazones y el hecho de que a veces puedes disponer de algún tipo de armadura que es simplemente vida extra que desaparece en cuanto te hieren.

Siendo este un Roguelike, tienes que tener en cuenta que aquí no hay vidas o Continues, en realidad ni siquiera hay checkpoints, en cuanto mueres, ya sea al principio o en el último piso del calabozo siempre será igual, tienes que empezar desde el inicio, desde cero, característica bastante típica de este género y por la cual existen muchos fans. Seguramente te preguntarás: “¿Entonces no se guarda mi progreso?”, y la respuesta es que sí, tus logros, así como nuevos objetos desbloqueables, personajes rescatados y algunas características especiales como ciertas circunstancias o un tipo de dinero especial se guardan aunque mueras en tu aventura, porque créeme que morirás, una y otra vez.

Lo que hace verdaderamente especial a Enter the Gungeon es su estilo de progresión Roguelike, con su estilo de juego parecido a un Bullet Hell, y si no estás muy familiarizado con el término, los Bullet Hell son básicamente juegos en los que disparas de manera constante, mientras esquivas muchísimos proyectiles que te son lanzados en pantalla, al principio la dinámica se presta a que sea fácil de entender y en los primeros niveles fácil de acostumbrarte, pero una vez que crees saber el ritmo del juego este se vuelve muy difícil cuando menos lo esperas, los jefes en especial, son los apartados más icónicos del juego y que definitivamente te pondrán al filo de tu silla.

Hablando de enemigos, Enter the Gungeon tiene una cantidad muy respetable de enemigos, varios de ellos siendo de diseños únicos y algunos con ligeras modificaciones a los modelos originales, pero la variedad es los suficientemente buena para distinguir los enemigos unos de los otros y recordar qué es lo que hace cada uno.

Pues claro, qué sería de un Gungeon si no habláramos de las armas, Enter the Gungeon tiene una cantidad muy respetable de objetos y armas únicas que te asistirán en tu aventura además de las armas iniciales que tiene cada personaje, te facilitará la vida el abrir cofres en cada piso del calabozo para encontrar un arma de diversa variedad, desde lo clásico como escopetas, pistolas, ametralladoras y lanzabombas, hasta cosas muy poco convencionales como armas láseres, balas que disparan armas, armas que son entes creados para disparar elementos, un arma que dispara bolsas de basura, una pistola de agua, en fin, todo lo que te imaginas y no imaginas puede estar en el Gungeon y que te toque un arma de esta índole puede probar ser un gran interés para el jugador, después de todo ¿quién sabe qué te tocará? También muchos de los ítems de uso único o frecuente tienen una función específica y los objetos pasivos que pueden mejorar (o no) a tu personaje, también hay que hacer mención de los objetos de uso común, como lo vendría siendo una llave para abrir cofres, munición para rellenar tus armas, y corazones por si te llegan a herir, siendo estos parte importante del loot que consiguen los Gungeoneers para alcanzar su meta.

El juego también cuenta con un modo cooperativo offline, un aspecto que se hubiera aplaudido mucho si hubiera sido posible jugarlo en línea, pero que también hubiera sido bastante mejor si no fuera porque en el modo cooperativo juegas con un personaje especial llamado The Cultist que es la única opción cooperativa que tiene la otra persona, quizá sea por el limitado repertorio de personajes iniciales, o por cómo funcionan los jefes finales del juego, pero tener la opción de usar a otro Guneoneer además del ocultista hubiera sido apreciada.

Creo que está de más decir que el juego es destacable por su dificultad, sin embargo es uno de esos casos raros que se siente difícil… pero justo, un error que conlleva a tu muerte suele ser por tu culpa, y a sabiendas de la preparación previa que tienes antes de avanzar de piso o enfrentar un jefe, puede ser la diferencia entre la victoria y la derrota, porque un pequeño error puede costarte toda una sesión de juego, pero sin sentir que no fue por nada gracias a las constantes cosas que desbloqueas.

Pixel Art del bueno, con estilo y mucha personalidad

El Pixel Art, para bien o para mal ha sido sinónimo de un estilo retro de juego, y muchas veces se usa para atraer la nostalgia de parte de aquellos jugadores más veteranos de la época en la que los juegos lucían de esta forma. Afortunadamente Enter the Gungeon, tomando prestado elementos retro, logra mantener su estética bastante diferente de otros juegos con una paleta de colores bastante colorida, un estilo ni muy simple ni muy complejo, un estilo que funciona y que además se ve bastante bien, especialmente en los menús del juego se puede ver la cantidad grande de animación y estética que se le puso a cada aspecto del juego, puede que no sea la obra más grande de Pixel Art ahí afuera, pero me agrada decir que sobresale de muchos otros exponentes del mismo estilo, usando de manera inteligente las animaciones para hacer relucir aún más su estilo artístico, Enter the Gungeon es simplemente un juego con mucho estilo, buen arte y excelentes colores.

Algunos aspectos visuales están también maliciosamente creados para hacer que tengas que prestar atención en los momentos más cruciales, un cuarto puede estar más obscuro y los proyectiles que invaden tu pantalla pueden ser más sutiles y pegarte por atrás, pero lo suficientemente llamativos para reaccionar a tiempo, el estilo una vez más no interviene con el diseño, y esto es clave para que tú como jugador tengas que estar pendiente de tu entorno.

Si funciona bien una vez, tiene que funcionar bien las demás 20 veces ¿correcto?

Quizá un aspecto que no logró ser benéfico para el juego es su música, no me malinterpreten, tiene excelente música, especialmente el tema principal que me parece es un buen ejemplo de que el juego no se rige exclusivamente por tonadas de 8 bits, aunque en su mayoría sí lo son, y están fuertemente ligados con cada piso y nivel del Gungeon; es importante mencionar esto porque estarás visitando cada nivel del Gungeon de manera constante y sinceramente después de tu visita numero 100 al primer piso desearás tener más variedad de música a tu alcance, quizá una que otra tonada para cada nivel hubiera funcionado aún mejor, pero a pesar de los muy buenos arreglos musicales que tiene el juego, sí se empiezan a sentir repetitivos con el paso del tiempo.

Los demás apartados de sonido de Enter the Gungeon  son bastante funcionales, si bien no saltan se adecuan bastante bien; los personajes, como es de esperarse en un título de este estilo, no tienen actuaciones de voz, y mucho de lo que pasa es muchísimo más visual que sonoro, aunque cuando un arma produce algún sonido único de la misma funciona bastante bien, aunque si bien no resalta mucho en el diseño sonoro, salvo por ser funcional.

Adéntrate al Gungeon si te atreves

Salvo un apartado de música que quizá podría haber sido mucho mejor así como más personajes agregados, incluyendo una opción cooperativa más diversa, Enter the Gungeon ha sido una experiencia sumamente gratificante, no solamente tiene una elevada dificultad y un gameplay bastante adictivo con mecánicas simples pero ganadoras, si no que se siente como algo que tiene una identidad única y que sin duda puede mantenerte adentrado en el juego por muchas horas si este no deja que lo domines, en especial en niveles más avanzados que sentirás cómo poco a poco empiezas a mejorar mucho en el juego, porque si bien tiene buenos incentivos para mantenerte regresando al juego una y otra vez, tiene otras características como pequeños quest e incluso un randomizador para hacer tu aventura todavía más retadora e impredecible, con secretos por describir, personajes por conocer y muchas historias qué acabar, Enter the gungeon se ha vuelto una grata sorpresa que en el futuro cualquiera podrá retomar, pero que solo los genuinamente determinados podrán completar.

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