[REVIEW] SHENMUE 3
¿Venganza? No puedo, debo trabajar.
17 de diciembre, 2019
Puntuación
Shenmue 3
País de estreno
Mundial
Plataforma
PlayStation 4 y Microsoft Windows
Publicado
Deep Silver
Fecha de lanzamiento
Noviembre 19, 2019
Decir que me gustó jugar a la tercera entrega de la saga Shenmue es apenas justo para un título que dejó esperando a sus fans más de 18 años, y encima lo hace mal. Shenmue 3 es el videojuego que debió salir hace al menos diez años y apenas hubiera estado por encima de la calidad promedio del resto de juegos. Acompáñame en mi experiencia a través de esta aventura llena de acción, misterio y personajes mal modelados.
Sin ahondar demasiado en la historia, Shenmue 3 comienza justamente donde nos quedamos en la segunda parte, en una cueva con Ryo y Shenhua, quien misteriosamente está vinculada con los espejos del Fénix y el Dragón. Nuevamente el motor de esta jornada es la venganza, avivada por los deseos de Ryo por una revancha con quien le arrebató a su padre.
Shenmue revolucionó el género de la acción-aventura y el mundo abierto con un sistema de progresión que te invitaba a explorarlo todo e interactuar con todos. Por donde fueras, hablar con alguien te era útil para avanzar en la historia principal o para complementar tu desarrollo con misiones secundarias, a la par que realizas actividades para mejorar las estadísticas de combate y vitalidad de Ryo. Todo esto con el objetivo de meternos de lleno a conocer el detallado mundo y personajes que rodean las dos regiones que exploraremos a lo largo del título.
Desgraciadamente, no todas estas acciones son tan llevadoras, pues tienden a ser repetitivas y simples al extremo de resultar aburridas. Literalmente vivimos una segunda vida, la de Ryo, quien deberá trabajar para conseguir dinero con el cual podrá comprar comida para recuperar su vitalidad, sólo para trabajar por más dinero que gastará para comprar nuevas técnicas de combate. En lo personal, al principio disfruté estas actividades complementarias para conseguir dinero, subir de nivel y desarrollar a Ryo, pero desafortunadamente con el paso de las horas me resultó tedioso. Es un concepto no apto para todo público, y eso es algo bueno.
Shenmue tiene una particularidad muy marcada en cuanto a sus paisajes, sus personajes y ese sello de la cultura oriental. Las costumbres, tradiciones y conceptos como el honor y respeto se dejan ver mucho en los habitantes de los poblados que visitamos.
La trama nos obliga a vagar por cualquier rincón con tal de encontrar algún objeto oculto, profundizar más en la historia o jugar a las apuestas, por ejemplo. Esto se logra gracias a que no existe ningún tipo de señal o indicador que nos oblique a ir por aquí o por allá. Sí, hay un diario en el que recolectamos todo tipo de pistas sobre el gran misterio de la historia principal, pero solo son eso, pistas, por lo que nosotros decidimos por qué camino nos decantamos.
Para el mal de la franquicia, el director Yu Suzuki es alguien muy exigente con respecto al desarrollo de sus historias, lo que implica altos costos de producción. Debido a ello y a que Sega había pasado de ser una compañía de consolas a una third party, Sega y Suzuki se vieron en la necesidad de reducir los costos del primer Shenmue. Y la maldición de la primera entrega persiguió incluso a la tercera, en la que se vieron forzados a lanzarlo como un Kickstarter para que los fanáticos mostraran su apoyo. A pesar de que se logró una buena recaudación, parece ser que no fue suficiente.
Ahora seguramente te preguntes, ¿qué tiene de relevante lo anterior? Pues está ligado con todo lo malo y las carencias de este juego. Los paisajes y escenarios son increíblemente bellos, hermosos, diría yo. Son tan hermosos que contrastan con lo pésimo que pueden estar desarrollados algunos personajes y sus expresiones faciales. Unos con un aspecto realista, otros con aspecto cartoon; es algo que simplemente no combina.
Después tenemos el tema de la acción y el combate que, a decir verdad, es bastante tosco, aunque ha mejorado en relación a los títulos anteriores. Los combos se logran encadenar adecuadamente y las opciones de ataques son variadas. Las peleas con matones son desafiantes, aunque te recompensan con literalmente nada, pero es gratificante saber que el tiempo invertido en mejorar las estadísticas del personaje ha valido la pena.
El resto del juego consiste de disfrutar los minijuegos, realizar misiones secundarias ayudando a los muchos personajes que conocemos conforme la trama se desarrolla y buscar items que nos facilitarán el progreso.
Por último, Shenmue 3 no posee una progresión relevante en la trama y nos deja con ganas de más, lo cual es malo sabiendo que tardaron más de 18 años en apenas sacar este tercer juego. Lo que explotó la cabeza de todos con los primeros dos juegos fue su increíble trama y personajes carismáticos, y no es que no tengamos más de ello en esta ocasión, pero no explota todo su potencial.
En conclusión, Shenmue 3 no fue el mejor título de la franquicia, ciertamente tiene carencias, pero su bajo presupuesto no debería afectar negativamente la pasión y esfuerzo que su director se empeñó en plasmar en un videojuego. Son aproximadamente 25 horas de la historia principal, y si te gustan los juegos con trasfondo, con un “algo” más allá de lo visceral y acción desenfrenada, de explorar y vivir aventuras a través de la pantalla, Ryo podría ayudarte con ello. Mucho que hacer, muchas personas por conocer y ayudar, matones por combatir, una cultura por descubrir (si no has jugado a los Shenmue anteriores) y una venganza por consumar.