En una noche lluviosa un sujeto en un bar le contó a otro sobre Hearthstone: Battlegrounds, y de ahí nació Runeverse: Sea Brawls, un nuevo y “original” del género Card Auto Battler de 8 jugadores. Lo primero que te preguntas al jugar Runeverse es: ¿acaso tiene alguna diferencia al resto de juegos del mismo género? Y la respuesta a eso, querido aventurero, es un rotundo no. Sin embargo esta respuesta no le quita lo divertido al juego debido a muchas razones.

Primero que nada, muchas reseñas publicadas en Steam han mencionado que este juego es una excelente opción si quieres jugar a Hearthstone: Battlegrounds SIN apoyar a Blizzard, lo cual es entendible, pues la compañía actualmente con cuenta con una buena imagen, sin embargo es algo meramente curioso que no debería afectar tu opinión sobre el juego.

Runevere nos lleva a un mundo de fantasía con piratas por doquier, donde deberemos crear nuestro propio mini ejército, el cual podrá ser compuesto por más de 150 esbirros, hechizos y equipo únicos. Aquí, al igual que en cualquier juego Card Auto Battle, la estrategia es importante para llegar lejos, aunque a veces es cuestión de suerte.

Una partida de Runeverse consiste de 8 jugadores que deberán ir reclutando esbirros, mejorándolos, ya sea con otros esbirros, equipos o habilidades, para eliminar al resto de jugadores. Cada esbirro cuenta con una clase distinta, como Piratas, Caballeros y demás facciones que funcionen bien entre sí, ya que se complementan con habilidades que benefician o funcionan con otras cartas del mismo tipo. Actualmente no existe un meta establecido, por lo tanto ya es una apuesta segura por la diversión si es que estás atascado en otros juegos donde lo único que importa es usar las cartas que están de moda para subir de rango.

El juego se lanzó a principios de mes, el 1 de noviembre, lo que significa que aún no cuenta con una comunidad sólida, sin embargo ello no significa que no haya muchos jugadores esforzándose por subir en el Ranking. De hecho, el único modo de juego actual es Clasificatorio, por lo que te ves obligado a rankear, por lo que constantemente te encuentras con los mismos jugadores muy seguido, lo que personalmente no me parece algo malo.

Moviéndonos al gameplay: puede ser confuso al principio, como en cualquier juego de cartas, pero una vez has jugado un par de partidas se vuelve sumamente sencillo. Tienes X cantidad de energía por turno, la usas para escoger esbirros o equipo, usas habilidades u energía para mejorarlos o rotar los esbirros a escoger… y poco más. 

Son dos los aspectos interesantes, y tal vez un poco innovadores, con los que cuenta el juego. Primero, las habilidades de los dorsos de las cartas. Así es, tienes dos habilidades, la runa de tu personaje y la del dorso de la carta que elijas usar. Existen distintos tipos de runas y dorsos, y en ambos deberemos de invertir Oro (se obtiene ganando partidas) para desbloquear las que se adecuen a nuestra estrategia. El segundo aspecto son los Clanes. Pertenecer a uno implica recompensas adicionales al final de la temporada y la oportunidad de participar en Guerras de Clanes, lo que también significa más recompensas.

Algo que debo mencionar es el poco esfuerzo que los desarrolladores parecen haber invertido en algunas animaciones, tanto de los esbirros como de los personajes. En muchas ocasiones puedes verlos corriendo los unos a los otros y simplemente darse un bofetón los unos a los otros. No pido que cada personaje tenga veinte segundos de ataque animados (sobre todo por tratarse de un estudio relativamente pequeño), pero tampoco que TODOS los monstruos del juego interactúen casi de la misma forma a la hora de pelear.Lo anterior no aplica con el arte general del juego, el diseño de la interfaz y de los personajes. A pesar de que algunos sean parecidos a creaciones de otros juegos, puedo decir que me gusta el ambiente que crean todos como un conjunto.

Runeverse: Sea Brawls es muy joven, así que es pronto para juzgarlo duramente como un juego más. Tratándose de un estudio pequeño, en un mercado difícil de competir y considerando los nulos diferenciadores del título, es comprensible que se sienta como un juego casual, divertido durante las primeras horas, con poca profundidad, y sin un futuro asegurado.

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