Cuando hablamos de juegos RPG en primera persona, por lo usual se nos viene a la mente títulos como Skyrim o Borderlands, donde podemos explorar mundos de fantasía tan extensos que es inevitable perdernos en ellos, llenos de tantas cosas qué hacer, misiones por completar, paisajes qué admirar y gente con quien hablar (y quizá destruir) pero si bien en estos casos tenemos la oportunidad de explorar mundos creados por la imaginación, Kingdom Come: Deliverance (KCD) apunta a ser un caso más aterrizado con su ambientación fomentada en sucesos reales con personajes, ciudades y acontecimientos que sí fueron históricamente verdad, pero curiosamente lo hace de una manera única, divertida y que apunta a ser, al igual que Skyrim, un juego que te puede robar horas y horas de diversión.

DE CAMPESINO A CABALLERO, EN UNA REALIDAD MEDIEVAL


Curiosamente al ser un juego ambientando en sucesos históricos, uno simplemente tiene que dar una investigación rápida en Internet para entender a detalle de los acontecimientos que pasan en KCD, y es que el juego en esencia te hace saber que el Rey Carlos IV falleció y su hijo actual heredero al trono, Wenceslas, no está haciendo un buen trabajo como rey al vivir abundantemente de los placeres de la vida, y no es hasta que su medio hermano, Sigismund, que es de otro país, viaja para empezar a poner orden sin importar cuánta sangre sea derramada, es en esta base en la que el juego gira alrededor y donde tú entras como jugador.

Tú eres Henry, hijo de un herrero, temperamental y simplón, que no sabe ni leer o usar una espada, y aunque a primera vista no es el épico protagonista al que estamos acostumbrados, rápidamente te das cuenta de que Henry es más bien un envase en el cual puedes verter experiencia que ganas en el juego. Si bien el destino de Henry es más brillante de lo que podría esperarse de un campesino de la edad media, es esencial tomar en cuenta que las decisiones que toma Henry, su personalidad y sus acciones son moldeables a lo que desea el jugador sin que pierda su personalidad, y poco a poco podemos darnos cuenta de lo que pasa en el reino desde el punto de vista de nuestro ingenuo protagonista incluyendo los acontecimientos, las guerras y las costumbres que se vivían en esa época, porque al ser un ambiente que sí existió muchos de los detalles de su mundo son palpables a la vista.

MI ESPADA POR UN REINO Y MI NOBLEZA POR UN PAN


A primera vista este juego tiene semejanzas bastante obvias con juegos como Skyrim, debido a que en dicho juego te basas en usar armas de contacto como espadas, mazos y hachas para el combate, pero la realidad es que el sistema de combate no podría ser más diferente ya que en KCD debes mover tu espada a la dirección deseada de dónde quieres dar el espadazo, un sistema de bloqueo dinámico donde presionar un botón hace la diferencia entre cansarte y contraatacar o esquivar, y donde tu armadura, la cual se gasta, se rompe y se ensucia, hace la diferencia entre un golpe mortal y un moretón; es gracias a esta complejidad donde KCD se distingue de muchos de los juegos similares de su género, aunque claro también tiene integraciones muy interesantes en otros aspectos como el arco y flechas con función realista… quizá demasiado realista, ya que apuntar y dispararle a algo es tan complicado como se puede esperar de un arco medieval, es algo sumamente bizarro y no puedo decir que acabé de acostumbrarme a él.

En otros aspectos del juego también puedes robarle cosas a la gente de los bolsillos, entrar a casas y forzar cerraduras para obtener bienes y venderlos a comerciantes dudosos, lo que se puede esperar básicamente de las fechorías de ser un ladrón, y si te atrapan tu personaje puede sufrir de mala reputación, pagar tiempo en la cárcel o pagar una suma para poder seguir con tu camino; al mismo tiempo, si eres de los que trata de evitar toda confrontación posible, siempre está la opción de mejorar tu diálogo, vestirte mejor para impresionar a otras personas, e incluso tomar baños de manera constante para estar más presentable, y en relación con tu nivel de diálogo arreglar los problemas de manera diplomática, después de todo, a veces la pluma es más poderosa que la espada.

Un detalle que también está presente durante todo el juego es el que tu personaje sube de nivel conforme tú lo usas y dependiendo de qué es lo que haces y cómo lo equipas, cosas tan básicas como usar una espada suben tu nivel de fuerza y agilidad, usar hierbas y elaborar pociones tu alquimia, y usar ropa presentable tu carisma, junto con algunas necesidades que llenar como dormir y comer de manera constante, lo cual está bien porque mantiene el juego más dinámico y no es del todo invasivo… hasta que te das cuenta de que la manera más eficiente de guardar el juego es durmiendo, ya que para guardar necesitas usar un objeto que, además de ser raro y costoso, necesitas reabastecer de manera constante entre más uso le des por ser limitado; esta me parece que es una de las fallas más grandes que tiene el juego porque es algo que llega a ser cansado, tedioso y lamentablemente necesario si no quieres perder una hora de juego si te llegan a matar.

NO, NO ERES TÚ, ESE CABALLO SÍ APARECIÓ DE LA NADA

Por alguna razón KCD es uno de esos juegos que estéticamente no se ven ni visualmente impresionante, ni tampoco malo a niveles de parecer un juego de Play Station 2, en realidad debo decir que el aspecto visual más impresionante que tiene el juego son los paisajes que te presenta, porque si tú vas a un bosque en verdad puedes ver cómo los modelos y la iluminación reluce en una parte del mapa que debería tener mucha vegetación y la tiene, al mismo tiempo que el observar el paraje desde la cima de un castillo te deja con la sensación de estar viendo un atardecer bastante convincente.

Cuando te acercas a ver los modelos de los personajes te das cuenta que están bien, no son recalcables de ninguna manera, son bastante convincentes y hacen su trabajo haciéndote creer que son personas, o al menos hasta que cargan bien las texturas, porque el juego si bien maneja diseños bastante bonitos, carece de pulir sus apartados de carga de modelos y texturas de manera constante, o para decirlo de manera más sencilla, muchas veces cuando te acercas en tu caballo a un edificio puedes observar cómo apenas están cargando las texturas y todo va apareciendo ante ti a pesar de que tú ya vas en camino a otro pueblo, y lo hilarante es cuando de lejos observas a una persona que no parece ser una gran amenaza para darte cuenta que en realidad es un bandido con armadura, algo bastante curioso y gracioso al mismo tiempo pero que sin duda puede romper la inmersión de momentos.

Las animaciones y las escenas del juego también tienen ciertos problemas, lo que es de esperarse en un juego de esta escala, pero cuando funcionan son bastante convincentes, a tal punto que incluso me parece que cuando Henry entabla una conversación tiene mejores gestos que los que alguna vez haya visto en juegos similares, o al menos compensa la falta de expresión que tienen los personajes fuera de las escenas del juego.

NADA COMO BUENA MÚSICA PARA ACOMPAÑAR UNA BUENA CONVERSACIÓN


El mundo en el que estamos presentes es una época cuyos aspectos de habla eran previos al inglés moderno que se aprecia hoy en día con algunos modismos y denotaciones de la época, se nota que el trabajo de voz descomunal en estos juegos puede ser difícil y llega a tener diversos resultados, con el riesgo de que pueda sonar monótono a la larga si no se le tiene el cuidado debido, dicho esto, debo decir que las actuaciones de voz son bastante convincentes y muchos de los personajes que frecuentas muestran bien su personalidad a través de sus palabras, incluso los personajes que solo frecuentas un par de veces tienen una buena actuación de voz.

La música es sin duda un apartado que resalta en KCD, en algunas ocasiones dependiendo del área en el que te encuentras el ambiente musical cambia muy acorde a la época y de lo que esperarías de un juego como este, tonos de guerra y tambores en las batallas, coros en la iglesia, música de flauta y guitarra en la taberna y la típica música céltica durante tu exploración en el mapa, un apartado quizá no tan memorable pero que le da mucha ambientación al juego.

¿ES KINGDOM COME: DELIVERANCE UN GUSTO ADQUIRIDO?


Curiosamente KCD es uno de esos juegos que, a la primera es difícil notar sus puntos fuertes en un juego de esta índole, más que nada porque no esperas un juego de tan gran escala o con tantas cosas qué hacer, especialmente viniendo de un estudio relativamente no tan grande como EA o Bethesda, pero cuando te das cuenta de la disponibilidad del mismo es inevitable dejarte llevar y perder muchas horas de juego tan solo consiguiendo dinero para comprar una buena armadura, junto con la gran cantidad de cosas por hacer, misiones secundarias, habilidades qué mejorar, o como en mi caso, pueblos y casas que saquear, son los que hacen de KCD una experiencia ganadora, es inevitable compararlo con otros grandes juegos del género como Skyrim, y no cabe duda que los mismos tuvieron su influencia en este juego pero dejando que se sienta único y diferente a la vez que dando una experiencia de mundo abierto familiar y más realista.

Recomiendo ampliamente KCD a todos los amantes del género de mundo abierto y aventura, es sin duda una agradable sorpresa del 2018 que a más de uno le gustará experimentar, y si bien puede faltarle bastante pulimiento quizá no sea un juego para todos, pero una vez que la experiencia te atrapa, te dará muchas horas de entretenimiento.

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