Una vez más, es lunes de reseña y recapitulación de lo que aconteció en el episodio de la noche de ayer de Game of Thrones. En lo personal, esta vez el ritual de reunirse en la comodidad y compañía de buenas amistades se vió afectado por una inesperada lluvia y contratiempos personales, aún así, aunque la pandilla no estuvo completa, se pudo disfrutar el episodio de la misma forma que en las anteriores ocasiones. Aunque todo esto es irrelevante, creo que sirve como un dibujo del gran provecho que se le puede sacar a series y películas para seguir reuniéndonos con nuestros seres queridos y pasar una buena tarde de entretenimiento. Por cierto, la siguiente reseña tiene spoilers.

Para empezar, debo recalcar que la fiebre de la serie sigue creciendo y este cuarto episodio es el ejemplo de recuperar el ritmo después de algunas inconsistencias en sus anteriores episodios. Más allá de solamente ser un descanso para la próxima gran batalla, sirvió para darnos razones suficientes de lo inevitable, aparte de crear una atmósfera con suficientes grietas emocionales, las cuales le darán forma al inminente desenlace que está casi a la vuelta de la esquina. Las consecuencias de la batalla contra el Rey de la Noche se hicieron notar al ver cómo nuestros personajes se despedían de los caídos (muchos caídos, quedando con un reducido ejército para la siguiente batalla), y de paso vislumbrando un desolado panorama en donde la victoria llegó con un sabor agridulce.

Pero al tratarse de Game of Thrones, y la apresurada forma en la que están llevando esta última temporada, no hay mucho espacio para el lamento, ya que aún hay amenazas pendientes por superar, pero antes de volver a los preparativos, primero se dieron un momento para celebrar y dejar la pesada carga que conlleva una guerra. Algo sobresaliente de esta fiesta o celebración, es que se rodeó de momentos ingeniosos, con algunas referencias a pasados episodios que sin duda alguna los fanáticos disfrutaron o disfrutarán. Esto podría resumirse como una fiesta de oportunidades para varias conversaciones secundarias que otorgan un agradable desarrollo entre los sobrevivientes.

Daenerys y Jon siguen con ciertos conflictos emocionales y diplomáticos, pero no dejan de luchar por llegar a un punto medio y seguro en donde los dos puedan ser felices sin importar que compartan un mismo linaje. Mientras que por otro lado, Jaime y Brienne se dejan llevar por la pasión compartiendo un esperado momento íntimo, pero al tratarse de Jaime, el amor o gusto no le duró lo suficiente, aún cuando decidió quedarse junto a Brienne en Winterfell, su tóxico o enfermizo amor por Cersei lo obligó a salir rumbo a Kings Landing sin una razón definida (ya sea para detener a su hermana o para hacerla entrar en razón y escapar).

Justo después de la agradable celebración, es necesario pasar a la planeación, lo cual conlleva la separación de algunos personajes de sus seres queridos, unos tomando su camino a la Guerra Final y otros volviendo a sus hogares con la promesa de volver a reencontrarse una vez terminado todo. La familia Stark (o lo que queda de ella) intenta imponer su dominio al exigirle a Jon que se quede en el norte, en su hogar, mientras que él intenta explicarle que su corazón y lealtad está junto a la Madre de Dragones, generando una discusión entre los hermanos Stark, para después contarles la verdad de su pasado, haciéndoles prometer que guardarán el secreto, algo que Sansa no sabe cumplir al contarle a Tyrion dicha revelación, esto llevará a que las confiables manos entren en un debate sobre el futuro del trono, así como las consecuencias que podría generar entre la relación de Jon y Dany.

Esta tensión se hace notar por la abrupta forma de salir camino a la guerra con una incertidumbre y descuidada confianza, la cual le costó la inesperada y dolorosa pérdida de uno de los dragones al ser atravesado por los escorpiones (mecanismos de flechas) de las embarcaciones del detestable Euron. Lo que parecía la gallarda llegada de un ejército que sobrevivió a un enemigo imparable, se transformó en una desesperada emboscada que terminó con el hundimiento de la flota y la captura de Missandei, la íntima y querida amiga de Daenerys. Esto sin duda alguna más que un ataque es una provocación por la reina del trono de hierro para que Dany desate su aparente y hereditaria locura.

Esto último pudo ponerse a prueba cuando en su intento por atacar las embarcaciones que derribaron a su querido dragón Rhaegal, tuvo un instante de sensatez que la llevó a aceptar que no sería lo ideal el embestir sin estrategia alguna, lo que llevaría a poner en peligro la vida de quienes le siguen. Después del inesperado ataque por la flota de Euron y la reagrupación de los sobrevivientes a la misma, Tyrion hace lo imposible por convencer a su reina de que deben intentar buscar la vía diplomática, para no poner en riesgo la vida de miles de inocentes que viven en Kings Landing. Aquí es donde las manos ponen en tela de juicio las probabilidades y necesidades detrás de la inevitable confrontación de estas dos mujeres obsesionadas con el destino y el trono.

Es notable la flaqueza del guion y la forma en la que se está llevando la trama a puntos que podrían afectar a la serie, por su forma tan apresurada en la que se están desarrollando las subtramas, así como los saltos de tiempo que pueden restarle ese factor de magnitud al mundo de Westeros. Volviendo al episodio, llegamos a un tenso momento en donde Daenerys junto un pequeño ejército de inmaculados están postrados en la entrada de la Fortaleza Roja, con la intención de llegar a un acuerdo sin tener que derramar sangre, aunque genuinamente ninguna de las dos líderes piensa ceder. Las respectivas manos de las reinas se reúnen en la línea de batalla para sus respectivos términos. Al notar que no había nada más que discutir y en arriesgado intento de Tyrion por hacer entrar en razón a su hermana, esta decide tomar a su prisionera (Missandei) para otorgarle el honor de decir sus últimas palabras, la cual fue un contundente y desgarrador “Dracarys”, el cual sirve como una señal para Daenerys de que no se preocupe por ella y que no se contenga en quemar la capital, sin importar el costo.

El acto de Cersei en ordenar la ejecución de Missandei fue un demostración de su embriagante poder y la necesidad de dar espectáculo en su forma más dolorosamente complicada. Este sacrificio servirá como detonante para que los dos bandos tengan muy en claro sus razones y que no hay nada más que hablar, solamente queda la perdición de la humanidad por culpa de la ambición de la misma humanidad. A partir de aquí es donde nacen las teorías y posibles conclusiones, pero más allá de lo que nos tengan preparado para el próximo domingo, podemos decir que el episodio logró darle orientación a lo que hacía grandioso de esta serie, la razón por la cual muchos se engancharon con esta épica historia.

Nos leemos el próximo lunes.

 

 

Avance del siguiente episodio:

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