El regreso de la popular serie de Game of Thrones trae consigo un imparable hype por parte de sus millones de seguidores, y como si se tratase de un ritual el desentrañar las posibles consecuencias y porvenir de sus personajes, esta serie es la mejor oportunidad para reunirse con los amigos y familiares durante los siguientes domingos.

Personalmente hablando, decidí embarcarme en este último viaje, entre copas, buenas amistades y la incertidumbre. Di por sentado el hecho de que estaba frente al evento televisivo del año, después de esperar casi dos años desde la emocionante conclusión de la pasada temporada. Era más que agradable poder volver a Westeros por una última vez (en lo que llega el la precuela / spin off que ya se está cocinando).

Por ende, me comprometo a que cada lunes les compartiré una breve reseña de cada episodio de esta épica fantasía medieval. ¡Empecemos!

Directo al grano y sin escalas, el arranque de la última temporada se puede definir como un episodio donde se colocaron las piezas en el tablero, un episodio totalmente enfocado en reencuentros y la necesidad de afirmar las alianzas previamente establecidas. Aunque no hubo batallas o momentos de acción, era más que visible la tensión que existía entre los personajes, quienes a marchas forzadas y con los limitados recursos, se preparan para la llegada de una inevitable guerra que no solamente pondrá a prueba a las alianzas y enemistades por el trono de hierro, sino que se trata de una guerra contra el Rey de la noche y su imparable ejército que se encamina al sur para destruir todo a su paso.

Lo atractivo de estas reuniones, era el hecho de que no todas fueron cómodas o deseadas, por así decirlo. Por ejemplo, la que sostuvo Tyrion y Sansa, quienes vuelven a verse desde los eventos desarrollado en la boda y el asesinato del detestable Joffrey. Aunque fue breve, sirvió como una reafirmación de que están en paz, de que son sobrevivientes y que todo debe seguir su curso. Sansa no perdió la oportunidad de mencionarle a Tyrion lo ingenuo que fue al haberse reunido con su hermana (Cersei) y de paso creer que se uniría a la causa que afecta a todos los habitantes de Westeros. Hago énfasis en esta reunión en particular, por el peso narrativo que se deja entrever, la cual sirve para dibujar las verdaderas intenciones de la actual reina del trono de hierro.

Mientras otros más se reencontraban, Yara Greyjoy lograba liberarse de su captor gracias a la ayuda de Theon, quien poco a poco va demostrando que en su ser aún reside algo de valor y honor. Por otro lado, Euron por fin se ve premiado en su persistencia por llevar su alianza con la reina a terrenos más íntimos. Aunque para ser sincero, parece ser que Cersei en realidad necesitaba más ese encuentro por complacer su necesidad carnal, que por verdaderamente haberse sentido atraída por la gran arrogancia y “frescura” de Euron.

Por otro lado, aunque las miles de tropas de Daenerys se encuentran preparándose en Winterfell para lo inevitable, las principales cabezas del norte se muestran desconcertados y con la incertidumbre del regreso de Jon como un siervo o simple mortal, al haberse arrodillado (simbólicamente) ante Daenerys, dejando a un lado el título del Rey en el Norte, y de dicha manera, este necesario cambio hace pensar a los habitantes de Winterfell como un acto de traición por parte de su rey, aún cuando el mismísimo Jon deja en claro que no regresó para ser un rey, sino para proteger a su pueblo.

El episodio se dió la oportunidad de aligerar la tensión al brindarnos una romántica escena entre Jon y Dany, quienes deciden surcar los cielos montados en los dragones para después llegar a una cascada y sellar con besos su naciente amor. Aunque al encontrarnos en el mundo de Game of Thrones, los momentos de paz y amor son cortos, aun cuando no siempre haya derramamiento de sangre. Y me refiero al hecho de que Sam (por petición de Bran) se reunió con Jon para decirle la verdad de su linaje, para mencionarle que es hijo de Rhaegar Targaryen y Lyanna Stark, asegurándole que él es el verdadero heredero al trono de hierro, y de paso cuestionarlo sobre la lealtad de su actual reina.

Y cuando dije que el episodio estuvo lleno de reuniones y reencuentros, es porque en verdad las hubo, desde Sansa y Jon; Bran y Jon; Arya y Gendry; el esperado y emotivo encuentro entre Arya y Jon, hasta el incomodo pero humorístico reencuentro entre Arya y el Sabueso, quien a su manera le dejó claro que le alegra verle con vida. Pero, el reencuentro que emocionó a más de uno, fue o será (sí, porque solamente se quedaron viendo) el de Jaime Lannister con el no tan pequeño Bran, a quien tiró por la ventana de una torre después de que éste le descubriera teniendo sexo con su hermana. Así se tuvo un cierre necesario para dejar a los fanáticos en un cliffhanger, ya que las piezas se deben usar, aunque no necesariamente todas a la vez.

Una vez terminado el episodio y escuchado las desbordantes emociones de mis amigos y demás personas del lugar en donde nos encontrábamos, podría decir que el primer episodio tuvo suficientes elementos para catalogarse como un buen arranque de temporada, un episodio a fuego lento, pero con suficiente calidez para esperar la llegada del invierno.

Estoy más que seguro que el episodio de la próxima semana subirá de tono, eso sin mencionar mi gran emoción por presenciar la tan esperada guerra, la cual ya tiene el título de ser la más grande jamás grabada, inclusive más grande que la Batalla de Helm en la película de The Lords of The Rings. Quedan 5 episodios, así que, vayan preparando las teorías y revelaciones que se asomaron en este primer episodio.

Nos leemos el próximo lunes.

Avance del siguiente episodio:

¡Compártelo en tus redes!

Imagen de cookies

Este sitio web usa cookies, se usan para personalizar el contenido, mejorando la experiencia en el sitio y los anuncios, ofrecer funciones de redes sociales y analizar el tráfico.