En los casi 10 años que lleva de existencia la serie antológica de Black Mirror, ha logrado sembrar paranoia y a la vez sugerir que las ideas respecto a las tecnológicas existentes y por existir también conllevan una posibilidad siniestra, desgarradora o alarmante en un futuro distópico. Dicho acercamiento le ha valido a la serie rodearse de buenas críticas por parte de la prensa y recibir elogios de seguidores cuyo número crece día con día, volviéndola The Twilight Zone de esta generación. Los episodios de esta antología a menudo establecen una premisa y luego revelan elementos adicionales a medida que la historia avanza, algo que la vuelve única en su género.

¿Más de lo mismo?

Su quinta temporada está constituida por tres episodios, tres nuevas historias que se unen al oscuro universo de Black Mirror, los cuales siguen abordando las posibilidades de la tecnología y las formas inesperadas en  las que junto a la moralidad del ser se terminan cruzando. Aunque se quedan por debajo de grandes episodios de pasadas temporadas, logran el cometido de abrir el debate y cuestionar nuestra propia humanidad ante los avances y herramientas que podrían volverse una extensión de nuestra psicología y deseos instintivos.

Pero aun cuando cumplen, es inevitable no mencionar que estos nuevos episodios se sienten como un esfuerzo poco entusiasta, no solo en comparación con la extremadamente ambiciosa "película" interactiva, sino con pasadas entradas de una hora. Siguiendo la tendencia de construcción de la serie, estos episodios reflejan colectivamente el impacto humano del avance de la tecnología. A continuación, abordaré los 3 episodios de manera breve para remarcar sus grandezas y debilidades, pero sin llegar al punto de mencionar elementos claves de dichas historias.

 

Striking Vipers

Probablemente el episodio más balanceado y que podría denominarse el mejor de esta temporada. Striking Vipers nos permite adentrarnos en los límites a los que el deseo ha llegado gracias al uso de sistemas de entretenimiento, ya sea para emular la realidad o para escapar de ella y transformarnos en otras personas mediante el uso de algún avatar. Tenemos al actor Anthony Mackie (Avengers Engame) quien interpreta a Danny, un esposo y padre atrapado en la rutina, quien termina envuelta en una singular aventura digital con su mejor amigo de la universidad, interpretado por Yahya Abdul-Mateen II (Aquaman). Al adentrarse a la nueva edición del juego de pelea Striking Vipers, el cual con la ayuda de la tecnología VR o de Realidad Virtual puede transformar sus avatares favoritos, interpretados por Ludi Lin (Power Rangers) y Pom Klementieff (Guardians of the Galaxy 2). Esta nueva interacción lleva a los amigos a cuestionar su realidad, así como sus deseos, poniendo en peligro el matrimonio de Danny, al alejarse de su esposa Theo (Nicole Beharie) para así volverse en un complicado drama doméstico.

 

Smithereens

El segundo episodio es el que siente y se acerca a lo que podría definirse como un tradicional episodio de Black Mirror. Cuando me refiero a tradicional, es por el simple hecho de mantener esa estética sombría y misteriosa, como si un pintor se dedicara a darle color al peor día en la vida de un ser humano que parece estar harto de que todo el mundo esté aturdido viendo pantallas y perdiéndose en los detalles que nos da la vida. En este episodio tenemos una formidable pero no exagerada actuación de Andrew Scott (Fleabag) quien después de tomar de rehén a un trabajador de la empresa Smithereens exige hablar con el dueño de esta, sin revelarnos sus intenciones. Las actuaciones de Topher Grace (That ‘70s Show) y Damson Idris (Farming) sirven para darle forma a este episodio que nos muestra los dos lados de la moneda de algo que puede volverse viral y desaparecer de la misma manera, haciendo que la sociedad vuelva a sus rutinas sin preocupación o reflexión alguna. Su debilidad podría encontrarse en el poco tiempo que emplea para desarrollar la tensa trama o, quizá, la manera tan abrupta en la que cierra, que podría confundir a las personas que no están familiarizadas con finales abiertos, por así decirlo.

 

Rachel, Jack and Ashley Too

El tercer y último episodio, el cual desde que se liberaron los primeros avances llamó la atención del público al notar que la cantante y actriz Miley Cyrus se integraba a la serie en el papel de Ashley O, una princesa del pop que muy en el fondo se siente atrapada en una identidad construida alrededor de las necesidades de su disquera y de su representante (Susan Pourfar). Por otro lado tenemos a Rachel (Angourie Rice), una adolescente antisocial con problemas para relacionarse en su nueva escuela y que oculta sus frustraciones con su devota admiración por su ídolo musical Ashley O. También entra en escena Jack (Madison Davenport), la hermana mayor de Rachel, quien aborrece la obsesión de su hermana por Ashley O y el recién comprado robot, inspirado en la cantante pop. Obviamente sus caminos se conectan para mostrarnos un episodio en donde se toca un concepto muy familiar dentro del mundo de Black Mirror, me refiero a copiar o alterar la mente humana de forma digital. Este episodio es el que más flaquea, el peor de la quinta temporada y que podría pasar desaparecido, ya que solamente sirve para narrarnos una insípida aventura dirigida para adolescentes.

 

Pensamientos finales

Para cerrar, estoy consciente y entiendo que esta nueva temporada puede definirse como decepcionante para algunos o suficiente para otros. Esto no significa que las ideas se acabaron o que la antología debe llegar a su fin por no tener la calidad del pasado. Creo firmemente que solamente se debe retomar el camino con historias con un fuerte punto de vista respecto al uso y abuso de la tecnología en nuestro entorno social, así como la tensión y terror que llegaban a ocasionar ciertas premisas.

Estoy seguro que el creador, Charlie Brooker y su equipo ya están maquinando las próximas historias, que nos seguirán contagiando de esa latente idea de que dichos futuros y escenarios posibles se encuentran a la vuelta de la esquina. Ojalá la siguiente temporada o experimento de Black Mirror se maneje con un mejor cuidado e intensidad. Esta temporada no es una falla, solamente es un pequeño atajo por una inconsistente carretera, la cual tarde o temprano (esperemos) retomará su camino.

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