SE EXTRAÑAN VIEJOS ELEMENTOS, AUNQUE LA ESENCIA SIGUE AHÍ

Vayamos de lleno desde este instante. Sí pesa la ausencia del director Denis Villeneuve, sí hace falta la detallada y hermosa fotografía de Roger Deakins y en un grado menor se extraña la participación de Emily Blunt. Aun así, debemos aceptar que nos encontramos ante una secuela que merece ser vista, por lo menos por los que vieron la primera película. Así que, toda comparación debería romperse, no se trata de superar, se busca acomodar las piezas para crear una continuidad, un buen complemento a lo que será la trilogía fronteriza que el guionista Taylor Sheridan (Wind River, Hell or High Water) ha visualizado desde que escribió la primera película. Sicario 1 y 2 se han ganado su lugar en un posible resurgimiento del Western con tintes realistas y en escenarios contemporáneos, la cual en la actualidad se le conoce como Neo-Western.

Puede tratarse de un término un poco engañoso en sus características fundamentales, aunque al final hace que las películas escritas por Sheridan se acomoden justamente al concepto. Este "nuevo" tipo de películas sirven como una atractiva y pomposa alternativa para quienes extrañan esas historias de forajidos y traiciones del viejo oeste.

SOLLIMA CUMPLE A SECAS

Una vez habiendo dejado claro los faltantes y el lado en el que nos encontramos ubicados, podría abrir mencionando que Steffano Sollima (director de Suburra e hijo del legendario director de cine italiano, Sergio Sollima), realizó un trabajo sobresaliente como director de esta secuela indirecta. Se nota su domino en algunas secuencias de acción y por momentos podemos notar esa búsqueda por mantener un buen nivel visual y narrativo. El punto fuerte de Sollima se encuentra en la manera que logra hilar la violencia como si se tratase de un switch con el cual puede controlar la intensidad. Por ejemplo, cuando debe ser explícito lo es y cuando debe crear una atmósfera de tensión lo logra. Pero volvemos con la injusta comparación de decir: No es Villeneuve.

UNA TRAMA A LA MEDIDA DE LOS ACTORES

Más allá de la grandeza y debilidades de cada director, lo importante aquí es que la trama se ajusta para el libre jugar de las secuencias y así brindarle más profundidad al misterioso antihéroe Alejandro (interpretado por Benicio del Toro), el cual todavía lucha por mantener sus ideales o código de honor, aún cuando parezca ser la representación de una muerte silenciosa.

Por el otro extremo, el personaje de Josh Brolin se vuelve el detonador de la ideología política que intenta manejar el filme, haciendo ver a los Estados Unidos de América como el verdugo justo y frío de la justicia (Sí, se contradice, ya que un verdugo no puede ser justo, pero esa es la concepción de la agenda que intenta vender). Otra ventaja que tiene la trama, es que no está directamente conectada ni depende de los factores de la primera, puede pasar como un spin-off sobre el Sicario (Alejandro) en una de sus tantas intervenciones en el espiral del caos político y social.

Las actuaciones están en su punto, tanto Del Toro como Brolin ponen de su parte y nos brindan una ortodoxa dupla que sigue teniendo química, obviamente Benicio se come cada una de sus escenas. Podría decir algo controversial, pero el personaje del Abogado (Alejandro) es igual de frío y temible que Anton Chigurh de  No Country for Old Men, ya que los dos personajes emanan muerte con tan solo ver sus ojos. Isabel Moner es el rostro de las emociones, ella sirve de espejo donde el espectador puede darse cuenta de la situación.

La joven actriz tiene las suficientes características para brindar una actuación convincente. Algo llamativo, es que Day of the Soldado transpira cierta incertidumbre que inquieta y crea el factor que mantiene a uno atento a las miradas y detalles, como si se buscaran piezas de un rompecabezas que fue arrojado al desierto.

A detalles finales, podría decirse que Sicario: Day of the Soldado puede funcionar tanto para los que gustan de un buen drama con acción o para los que disfrutan el ritmo impar que Sheridan desarrolla en sus guiones. Al final del día podría decir que vale la pena dentro del contexto que define el mundo de Sicario, pero fuera de ella, la película podría pasar desapercibida, sin pena ni gloria. Mi único buen deseo, es que en verdad espero que se logre concluir la trilogía de la manera que tiene planeado su guionista.

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