No es ninguna novedad el mencionar que las adaptaciones de videojuegos en cine no han logrado encontrar la combinación perfecta para satisfacer a los fanáticos y de paso entregar una propuesta lo suficientemente atractiva para ser rentable, por lo menos para no parecer un producto genérico de algo ya visto en el séptimo arte.

Desde los años 90s, las películas basadas en videojuegos han venido intentando ganarse un lugar, pero los resultados han sido decepcionante y en algunos casos hasta tortuosos. Lo increíble, es la gran insistencia de las productoras cinematográficas por seguir intentando generar ganancias de franquicias basadas en videojuegos, aún cuando la fórmula no ha sido descifrada, hoy en día, en la desesperación por atiborrar la pantalla con historias que quizá tienen más coherencia al ser jugadas en una consola, Warner Bros. Pictures parece haber encontrado la manera de sacarle provecho a la popular franquicia de Pokémon con el filme de Detective Pikachu, por lo menos de una manera en la que le asegura ganancias y aceptación por parte de los fanáticos de los monstruos de bolsillo y del cinéfilo promedio que busca pasarla bien.

Así es, Detective Pikachu puede ser de esas rarezas donde el traslado de un medio a otro funcionó. Aunque esto no significa que la maldición por la que pasan las películas basadas en videojuegos se haya disipado, por lo menos sirve como un temporal respiro de esperanza. Digo temporal respiro, ya que este mismo año tenemos la llegada del live-action de Sonic The Hedgehog, el cual con lo poco que se ha mostrado, no pinta nada bien.

Detective Pikachu es probablemente una de las películas más tierna y cálida que lleguemos a ver en lo que resta del año. Aunque sin duda alguna está totalmente orientada para niños, los adultos y fanáticos encontrarán suficientes elementos para pasarla bien, empezando por el propio Pikachu, el cual puede pasar a ser adorable y por momentos un personaje con un humor colorido, por decirlo así. El trabajo que Ryan Reynolds hizo con su voz encaja perfectamente con lo que al inicio parecía un disparate (cuando nos enteramos que él daría la voz de Pikachu). Ya que, su tono amistoso pero divertido transmite confianza y frialdad, al mismo tiempo sabe dejar un espacio para permanecer serio cuando sea necesario.

Volviendo a la reseña, Detective Pikachu es una adaptación del popular videojuego del mismo nombre que salió en el 2016 para Nintendo 3DS. En el juego nos embarcamos en una aventura con un Pikachu parlante, el cual nos ayudará a resolver misterios en un mundo donde los Pokémons deambulan libremente, sin el temor de ser atrapados y forzados a hacer partícipes de batallas. De entrada, el filme logra trasladar toda la magia y el carisma que emanan estos personajes, se puede notar el gran trabajo que el director Rob Letterman hizo para darle vida a este mundo, inclusive el toque neón y futurista da una sensación de estar en una zona amigable del fúnebre y desolado mundo de Blade Runner, no es broma, en realidad da un aire a dicha estética.

Cabe destacar que cuando entra a ver una película sabiendo que está hecha para los niños, desde ese instante está al tanto que estará expuesto a chistes que quizá no conecten con su humor y de paso a saber que no será un viaje salvaje sin precedentes o de una trama compleja, aunque eso no quiere decir que el misterio o narrativa de Detective Pikachu no sea tan interesante, aún cuando su premisa parece vendernos la idea de un festín de fanservice, su trama tiene suficientes ingredientes para mantenernos pegados a la butaca. Aunque al tratarse de una premisa que aborda el resolver un misterio, no se le puede catalogar como una película de detectives con grandes complejidades, esto no es Tinker Tailor Soldier Spy ni mucho menos Chinatown. Esto es una historia simple con algunos llamativos giros y guiños al mencionado género, pero se esfuerza más por ser entretenida y accesible a su público mientras nos coloca a estos tiernos y por momentos intimidantes monstruos en un mundo que invita a la aventura. Aún así, se agradece que los avances promocionales del filme no revelaran puntos claves de su trama.

La producción y el diseño de personajes, inspirados en décadas de juegos, tarjetas y series animadas de Pokémon, son maravillosos, simplemente uno no puede evitar quedar encantado al verlos interactuar o ser parte de algún gag en escena. La atención a los detalles es excepcional, aunque por instancias puede sentirse concentrado o limitado a ciertas locaciones, no deja de ser llamativo por su bien llevada construcción de mundo. En los primeros minutos de la cinta se establece la forma y la magnitud de este mundo donde los humanos y los Pokémons viven en paz. Pero como siempre he dicho, este aspecto puede ser para bien o para mal de quien se encuentre en la sala de cine, en lo personal no sentí que fuese un punto débil, sino más una salida para centrar nuestra atención en los personajes y la infinidad de monstruos que hay por doquiera. Como fanático de la primeras generaciones de Pokémon, puedo asegurarles que el filme se encarga de mostrar elementos y situaciones que evocará la nostalgia a más de uno. La nostalgia se encarga de empujar este mundo hacia el futuro.

Obviamente el filme no es perfecto. Hay varios puntos flacos, ciertas inconsistencias en su factura. Por ejemplo, ciertas actuaciones dejan mucho que desear o no pasan de ser genéricas, aquí no sabemos si fue por una falta entrega o empeño por la dirección en sacarle la personalidad a los personajes. Quizá le dedicaron tanto a los detalles y a la creación del mundo que descuidaron la dirección actoral. Nuestro protagonista y compañero de Pikachu, Tim Goodman (Justice Smith), quien por momentos intenta ser carismático, para luego terminar sumergido en un no tan convincente intento de seriedad, obligándole a quedarse en una conflictuada dualidad interpretativa. En el caso del personaje de Lucy Stevens (Kathryn Newton), aquí no hay mucho que decir que solamente funge como la acompañante genérica, un eye candy unidimensional. El resto de los actores cumplen con guiar a nuestros protagonistas a sus siguientes paradas, pero no hay cosas tan sobresalientes como para mencionarlos aquí.

Debo admitir que esto no es algo que pese tanto como para afectar el todo el paquete que constituye el filme. Por otro lado, ciertos diálogos no logran aterrizar como se espera, sí funcionan en ciertas escenas, pero hay elementos que se sienten muy forzados. Fuera de esos dos detalles, el corazón de la historia se mantiene latente y el mensaje que intenta dar al espectador se deja notar de manera positiva.

Al final del día, Detective Pikachu se transforma en una bien lograda adaptación, es emocionante, tierna e hilarante. Donde la amistad y la necesidad de formar relaciones o alianzas, se vuelven en la piedra angular, dejando claro la importancia de siempre tener a alguien a nuestro lado, aún cuando no nos demos cuenta. Por ende, no negaré que por instantes volví a ser ese pequeño Alejandro que pasaba horas jugando con su Game Boy Color, volteando tazos y disfrutando de la serie animada. Satisfecho y con un buen sabor de boca, Detective Pikachu servirá como una catapulta para que la ferviente Pokemanía se vaya acostumbrando a este nuevo hogar, a estas nuevas adaptaciones live-action. Digo adaptaciones, porque sin duda alguna hay grandes posibilidades de que Warner Bros. y The Pokémon Company decidan realizar una secuela o una saga que fácilmente puede alimentarse de todo lo que se mostró en esta primera película.

PD: No hay escena post-créditos, aunque el final apunte a algo más. En su lugar, se nos deja con unos muy divertidos créditos finales, los cuales no deberán perderse.

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