Las películas del Universo Cinematográfico de Marvel han logrado mantener una aceptable conexión con el paso de los años, esto les ha permitido cimentar un arco principal con la culminación de sus primeras 3 fases. Entre sus aciertos y grandes ganancias, así como un innegable impacto en la cultura popular, el UCM ha sido el claro ejemplo de una franquicia que solamente sabe ir hacia adelante… hasta el momento.

Dentro de este vasto universo de filmes, Captain Marvel busca justificar su lugar y existencia, pero más allá de entusiasmar, nos pone a pensar en lo apresurado y mal planeado que resultó este primer acercamiento al personaje de Carol Danvers. El filme es dirigido por Anna Boden y Ryan Fleck, quienes en el pasado nos trajeron grandes filmes de corte independiente como Half Nelson, It’s Kinda of a Funny Story y Sugar. La elección de estos directores generó una conflictiva emoción dentro de mí, ya que conocía el trabajo del dúo pero a la vez no entendía de qué manera se acomodarían a las exigencias y control que suelen tener Marvel Studios y Disney con sus películas.

No puedo negar el hecho que tenía cierta esperanza de que la contratación de estos talentosos directores viniera a dar un nuevo aliento, una nueva dirección y estilo a las saturadas películas de cómics en general. La razón es sencilla, después de ver lo que directores como James Gunn, Jon Watts, Taika Waititi y Ryan Coogler trajeron al universo de Marvel, uno podría sentirse intrigado de lo nuevo que pudieran presentar. Lamentablemente, nos quedaron debiendo y recibimos un producto genérico, sin riesgos, por momentos sosa y sin una identidad que sobresalga o sirva para conectar con la antipática protagonista.

Todo esto puede sonar duro, pero estamos ante una historia de origen, la cual al mismo tiempo intenta ser un vínculo directo con el filme de Avengers: Endgame (la cual llegará a las salas de cine dentro de mes y medio), lo cual puede significar algo bueno o terminar como algo muy malo, porque al tratarse de una historia que de manera egoísta intenta abarcar y a la vez justificar un mutilado pasado (cargándose cosas ya establecidas en anteriores filmes) terminamos recibiendo un filme fragmentado, que nos lleva a cuestionar si en verdad estamos ante una historia de origen o una excusa para justificar la apresurada introducción de un personaje que quizá llegó un poco tarde a este universo cinematográfico. Por instantes, el filme tiene una estética de episodio extendido de la serie Marvel’s Agents of S.H.I.E.L.D. en el cual el equipo especial lidiaba con la llegada de seres de otros planetas o galaxias. Lo último no es para demeritar la calidad de la serie televisiva, sino para poner un punto de comparación sobre la sensación que deja al tener películas tan ambiciosas y entretenidas como Black Panther, Captain America: Winter Soldier o hasta Guardians of the Galaxy.

En cuanto al reparto, la actriz Brie Larson (Captain Marvel / Vers / Carol Danvers) sufre del poco corazón que contiene el guion y la dirección del filme. Por instantes se siente desconectada del resto del reparto. Se entiende que es una mujer confundida por todo lo que la rodea, pero el hecho de ver a personajes como Maria (Lashana Lynch) o el carismático Nick Fury (Samuel L. Jackson), quien curiosamente se roba el reflector en cada instante que aparece, opacan a la mismísima protagonista. En conjunto nos da a entender que quizá Brie no pudo encontrar la forma de adueñarse de su personaje más allá de sus muecas y diluidos diálogos.

En el caso de Talos (Ben Mendelsohn) y demás Skrulls, sucede algo que podría compararse con lo que sucedió con el Mandarín en Iron Man 3. Este cambio podría hacer ruido con algunos fanáticos de los cómics, especialmente los que esperaban ver una verdadera amenaza por dicha especie. Jude Law como Yon-Rogg intenta hacer un buen papel, pero termina siendo caricaturizado bajo los obvios elementos de Deus Ex Machina (elementos externos que resuelven una historia sin seguir su lógica interna) con la que está impregnado el flojo guion. Por último, y creí que no iba a mencionarlo en esta reseña, pero resulta que el gato Goose (Chewy en cómics), gravita con suficiente humor y ternura, lo cual no me sorprende, menos que haya sido uno de los personajes o elementos que más atrajo del filme.

Por dicha razón es normal escuchar o leer que la primera mitad del filme sufre para estructurar su intención. ¿A qué se debe esto? Personalmente considero que el error recae al intentar poner a Carol Danvers como una heroína perseguida y de cierta forma torturada por su pasado y por su identidad. Cuando se logra su objetivo personal de develar su pasado, se convierte en un ser omnipotente y bidimensional, con supremo poder cósmico. Deja fuera de la ecuación un elemento importante, el cual consiste en abordar las consecuencias de su poder, así como las responsabilidades que tendría que asumir, obligándola a tener una más marcada lucha emocional. Dicho concepto le hubiera ayudado a humanizar al personaje al punto de trascender el disparar un mensaje que intente congeniar con públicos femeninos niños o adolescentes. Parecía necesario explotar con suficiente profundidad las motivaciones y ambiciones de esta superheroína que no solamente vendrá a ayudar contra Thanos, sino que parece que será la líder de la siguiente fase del UCM. Si tuviera que mencionar algo rescatable sobre la premisa, serían las interacciones entre Fury y Carol. Se puede notar la buena relación que tenían los actores dentro y fuera del set, hay escenas en donde gracias a ese intercambio o ayuda al puro estilo de películas del subgénero “Buddy Cop” (donde dos polos opuestos deben trabajar juntos para resolver el caso).

En lo técnico, la dirección y la fotografía se sienten planos y sin identidad, hay cierta inconsistencia en su presentación visual, no se arriesgaron en crear un mundo que invite a ser apreciado en los detalles o en sus estética. Por otro lado, llenar de referencias y artilugios de los 90s no es suficiente para transportarnos a esa época, a veces, sin necesidad de colgarse de obvios elementos de la nostalgia, se puede generar un feeling de estar ubicados en pleno 1995. Aquí deciden irse a la segura y hacer gags que envuelvan la mención y uso de estos lugares u objetos de la época, volviéndose en un recurso barato. La selección musical está ahí sin fuerza alguna, a veces hasta quedar desfasada; particularmente hablando de dos escenas, una que sucede en un tipo de interrogatorio o confrontación cósmica y la otra en la climática pelea del final.

En el apartado de efectos visuales, estos destacan y cumplen a secas, aunque a partir del instante cuando Captain Marvel desata sus poderes, se hace un llamativo despliegue visual en conjunto de elementos que podrían recordarnos a Star Wars, ok, un punto a favor. Pero en donde en verdad sobresalen los efectos especiales o CGI, es en la gran caracterización que se hizo de Samuel L. Jackson como un joven Nick Fury, es asombrosamente creíble y cumple su función de complementar la historia.

Aunado a todo esto, creo firmemente que el filme tenía el potencial suficiente para por lo menos cimentar las bases de lo que es Carol Danvers y el mundo en el que se rodea, pero tampoco podemos dormirnos en nuestros laureles y decir que debemos esperar a Endgame o a su secuela para conocer más detalles de lo que constituye a este personaje. Entiendo que para algunos fanáticos esto puede resultar un decente o regular agregado a dicho universo, pero tampoco podemos dejar atrás las obvias discrepancias y eso sin mencionar las cosas que se sacan de la manga, como el origen del nombre de los Avengers, el origen de un importante artefacto, así como la naturaleza de ciertos personajes.

Digo, estoy seguro que aún después de salir del cine muchos espectadores que no están tan familiarizados con los cómics se siguen preguntando: ¿Quiénes son los Kree? ¿Qué son los Skrulls? ¿Por qué están en guerra? Ojalá y en una futura secuela se retomen estas incógnitas, pero me genera un leve conflicto que hayan usado la guerra Kree - Skrull en la primera película, si al final de la misma no iban a profundizar o solamente iba ser usada para un giro que sacrifica todo su gran significado.

En general, Captain Marvel no cumple con las expectativas, se queda a medias, con una identidad que no invita a querer comprar un boleto para una secuela, ya que, si no fuese un puente directo a Endgame, el filme pierde la posibilidad de sostenerse por sí solo (tal como lo han logrado otros filmes de origen). Marvel Studios y Disney nos entregan un producto tan genérico y frustrante que, bueno, obviamente decepciona. Como dije hace unas líneas atrás: la única razón por la que este filme encaja y es aceptada dentro de universo cinematográfico es porque cumple su propósito de "conectarse" y darle un comienzo y tal vez un final a toda la franquicia, de lo contrario, esta sería una película mal hecha y con regular premisa.

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