Cuando hablamos de Queen, muchas cosas pueden decirse, tanto en lo musical como en lo anecdótico, pero si intentamos crear un filme en donde se busque respetar y dejar en alto lo que la banda británica significa para la audiencia, lamentablemente habrá discrepancias y cosas que no terminen de cuadrar.

Dicha situación se hace notar con esta adaptación / biopic. Aunque por otro lado no es necesario ser conocedor de Queen, ni mucho menos saberse las canciones para poder disfrutar, pero sin duda alguna, es un agregado que le subirá varios puntos en los corazones de varios espectadores. No es ninguna sorpresa que el filme se toma muchas libertades a la hora de respetar los sucesos en los que se ven envueltos los integrantes de la banda, en especial en Freddie Mercury.

Sacrifica su fidelidad

Por ende, no esperen un biopic fiel. Bohemian Rhapsody se va a la segura, no se arriesga en ahondar en la vida de Freddie ni mucho menos intenta explicar las circunstancias en las que avanza su propia trama. Se toma demasiado tiempo queriendo sorprender al espectador con sus montajes musicales, los cuales son efectivos y harán que muchos tarareen o lleven el ritmo con sus pies. Pero, al enfocarse demasiado en ese aspecto, deja ir toda una plétora de material existente sobre la banda, esto reduciendo el potencial del filme a un telefilme. Aclaro, me refiero al potencial de poder contar una historia con mejor estructura sin necesidad de verse obligados a crear situaciones que nunca se llevaron a cabo o en el peor de los casos, jugar con fechas y momentos para fortalecer el guion en lo dramático.
 Honestamente desconozco si los cambios que sufrió la producción puedan ser el problema por el cual el filme se siente una amalgama de varias visiones. Si nos ubicamos unos años atrás, encontramos que este biopic ha pasado por diferentes manos. Inicialmente se planeaba realizar con el actor Sasha Baron Cohen, quien por diferencias creativas tuvo que abandonar el proyecto (aunque no dudó en señalar que la razón de su salida se debía a que los integrantes existentes querían matar a Freddie a la mitad del filme y centrarse en ellos). Poco después, Bryan Singer es elegido para dirigir y el actor Rami Malek para encarnar al famoso cantante, de paso se volvió a escribir un nuevo guion, pero en plena producción (a meses de terminar), el director fue despedido por razones inexplicables, y tuvo que llegar Dexter Fletcher para terminar el trabajo que había quedado pendiente.

No importa la razón, pero se puede notar la lucha de poderes entre los directores y los productores ejecutivos. Unos buscaban centrarse totalmente en la vida de Mercury y otros querían dejar en segundo plano al vocalista. Aunque no estoy creando una excusa de su tibia ejecución en pantalla, pero, el filme venía arrastrando ciertos problemas que terminaron por crear un filme que queda mucho a deber y prefiere ganarse un aplauso barato. Volvemos a lo mismo, me sigo refiriendo a su estructura narrativa.

Sus actuaciones le ayudan a salir de lo mediocre

Quizá para estos instantes puede parecer un desastre, pero pueden tener la seguridad de que no es así. Tiene sus detalles narrativos y de producción, pero sus actores logran mantener a flote el proyecto, especialmente el gran trabajo interpretativo que realiza el actor Rami Malek, a quien lo recordamos de la excelsa serie de Mr. Robot. Malek se transforma en Freddie Mercury, se adueña del lenguaje corporal y se entrega al papel sin titubear, por instantes podría causar un poco de molestia la visible prótesis dental y el jugueteo que hace el actor con su boca, pero fuera de ese detalle, Rami es Freddie en los 134 minutos que dura el filme.

Es necesario remarcar que no cualquiera se atrevería a interpretar a alguien de la talla de Freddie Mercury, por todo el gran peso que conlleva el legado musical y cultural del personaje. Por este lado, podríamos sentirnos aliviados por tener a un actor como lo es Rami Malek, aunque si nos vamos a palabras mayores, no creo que tenga tanta posibilidad de recibir una nominación al Oscar, aunque no me sorprendería que así fuera, pero se le reconoce su gran trabajo frente a este filme. 

El resto del elenco de igual forma ponen su granito de arena. Tenemos a Gwilym Lee como Brian May, quien tiene un gran parecido con el músico, por lo menos así lo hace notar su notable caracterización, de igual forma la del actor Ben Hardy como el baterista Roger Taylor y Joseph Mazzello en el papel de John Deacon, el menospreciado y por momentos conformista bajista de la agrupación (así lo pinta el filme, aunque en la realidad, sus aportaciones fueron de gran peso). Por otro lado, Lucy Boynton da vida a Mary Austin, el interés amoroso y amiga de toda la vida del cantante, quien se beneficia de ser el detonante de varias escenas con finalidad de elevar la dosis melodramática que necesita el filme, por lo menos en los puntos que definen la vida de Freddie y su constante lucha contra la soledad que él mismo se impone.

Victimizando a un ícono de la música

Algo llamativo de Bohemian Rhapsody, es que en varias ocasiones trata de dibujarnos a villanos externos o que se cruzaban en la tormentosa, excesiva y decadente vida de Freddie Mercury, quien, sin importar sus decisiones, siempre terminaba como una víctima de aprovechados y no responsable de sus propias acciones. A esto le agregamos el hecho de que el resto de la banda siempre parecían ejemplares, siempre bien portados y siendo la voz de la razón a la hora de señalar lo que le hacía falta a su vocalista. No sé si aquí tuvo mucho que ver la mano que Brian May o Roger Taylor hayan mentido en el guion, digo, no me sorprendería que así haya sucedido, pues, si en los primeros borradores tenían planeado deshacerse de Mercury a la mitad del filme, no es tan descabellado pensar que modificaron o adecuaron sus personajes de la mejor manera, dejando relegado en las drogas y todo el mal posible a su protagonista. Aunque no negaré que, se agradece el hecho de que en el filme se repitiera una y otra vez, que la banda siempre fue una familia en las buenas y en las malas.

Otros elementos que le ayudan a brillar

Otro punto a su favor, lo podemos encontrar en su dirección y buena ejecución a la hora de evocar una época, desde su buen trabajo en la fotografía como en el vestuario que se tuvo al alcance. Inclusive hay algunas secuencias de gran elaboración y una exquisita mezcla de sonido que hará vibrar en unísono a todos los amantes de la música de Queen, lo cual se enriquece la experiencia de ir a una sala de cine.

Los momentos emotivos están establecidos durante todo el filme, pero son pocos los que en verdad logran calar, inclusive podría decirse que son los que menos se esperaban que fuesen efectivos, y lo menciono por su naturaleza no tan trillada u obvia. Por dar un ejemplo, hay una escena de una reunión que se mueve entre lo emotivo y humorístico, pero que al final funciona, otro momento de gran peso es su épico y bien coreografiado cierre, esos 20 minutos finales valen el boleto, por lo menos para verse una vez.

Si todavía no están convencidos cuando mencionamos que hay muchos cambios o tengan duda de qué diferencias se realizaron, pueden consultar en varios sitios dedicados a Queen o en las miles de biografías literarias que existen de la banda. Y para los que estén interesados en saber si se hace hincapié en la homosexualidad de Freddie Mercury, pueden ir tranquilos, ya que, aunque el filme se limita y cambia muchas de las cosas, no dejan fuera uno de los elementos que definió la carrera del cantante.

Queda a deber, aunque muchos se conformarán con lo que ofrece

En pocas palabras, Bohemian Rhapsody se mueve entre una delgada línea de satisfacer al melómano e intentar generar una trama lo suficientemente convincente para justificar algunos desfases cronológicos o eventuales en el que se desarrolla, perdiendo la oportunidad de ir más allá del mito que rodea a Queen y a sus integrantes, prefiriendo no tomar riesgos y quedar como un insípido biopic.

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