De Tailandia para el mundo

Bad Genius (Mentes Peligrosas) dirigida por Nattawut Poonpiriya (responsable de dirigir el sobresaliente thriller Countdown) es de esas películas que logra su cometido en brindar momentos suficientemente divertidos y tensos para transformarse en un filme que logra apelar a todas las audiencias. Lo sobresaliente es que al tratarse de una película Tailandesa, uno no esperaría grandes giros o situaciones que en verdad encajen con la sencilla pero universal trama.

Inspirada en hechos reales

De inicio, es necesario mencionar que Bad Genius (Mentes Peligrosas) bebe directamente de un sin fin de historias sobre estudiantes que hacen trampa en los exámenes, especialmente en el temido examen del SAT (cuyo objetivo es medir la preparación que tiene un alumno de Bachillerato respecto a la Universidad). Obviamente dándole su regionalidad. Es notable el hecho de que la premisa del filme fue desarrollada con la finalidad de ser una mezcla entre un thriller al puro estilo de hollywood, obviamente esforzándose en darle un contexto que pueda relacionarse con los jóvenes de la actualidad, especialmente con la audiencia tailandesa. El verdadero reto se encuentra en contar una apetecible y enganchadora historia sobre estudiantes que toman exámenes. Aparte de ser una actividad temida y detestable por la mayoría, se buscaba que el filme lograrse ser convincente con lo que planteaba.

Como es de esperarse, en Bad Genius (Mentes Peligrosas) se sigue manteniendo la esencia interpretativa y narrativa que suele verse en el cine asiático. Desde las actuaciones levemente exageradas, hasta situaciones un poco infantiles, pasando por un marcado estilo a la hora de rodar o crear secuencias de acción, terror o en este caso de tensión y suspenso. Estos elementos no arruinan su dinámico guion, probablemente sea algo que haga ruido con ciertas personas. Pero una vez aceptando la naturaleza de estos filmes, uno puede terminar disfrutando sus giros y aventuras sin problema alguno. Más allá de solamente tratarse de una película sobre hacer trampa en exámenes, el filme tímidamente busca presentar temas relacionados con la desigualdad de clase y los clásicos problemas sociales de los adolescentes ante la presión de ser alguien en la vida y de paso ganar regalías al mantener un estatus ante la familia.

Personajes con justificadas motivaciones

En el caso de los pilares del filme, sus jóvenes personajes son carismáticos y de repente destellan interesantes tropos y motivaciones. Cada uno tiene una personalidad definida, aunque debo recordarles que en algunas escenas podrían parecer dibujados con el mismo tipo de lápiz 2B que exigen en los exámenes, pero mientras se va desdoblando la hoja, empiezan a tener una satisfactoria pero leves capas de crecimiento o desarrollo.

Uno de los puntos fuertes del filme recae en la manera que se desenvuelven los personajes ante los retos y dificultades que van apareciendo mientras intenta llevar a cabo su plan para hacer trampa y ganar dinero de por medio. Todo esto se debe a que su complejidad recae en el cuestionar al espectador con lo que debería ser moralmente correcto o necesario. También hay un comentario sobre cómo la riqueza lastimosamente puede llegar a determinar el acceso a la educación, mientras se pone en juego las emociones de cada uno de nuestros protagonistas, especialmente todo lo que tiene que ver con el arco de la debutante actriz, Chutimon Chuengcharoensukying, quien revitaliza el filme cuando parece que solamente se dormirá en una fórmula segura y predecible.

Narrativa y edición sobresaliente

Tal como he mencionado, todo se centra en la vida de unos estudiantes escolares que realizan un elaborado sistema de trampas para exámenes. Desde esta amplia premisa, la película extrae tantos momentos en los que muchos podrán identificarse. De paso logra mostrar una actividad tan gris o sosa como es el hacer un examen, pero de una manera que sea a la vez divertida, tensa y emocionante mientras se utilizan todos los recursos únicos del cine. Utilizando la misma esencia del cine asiático, podría exagerar al mencionar que se siente como si el guionista Aaron Sorkin hubiera escrito un tenso guion sobre exámenes, mientra que la dirección corriera a cargo de Edgar Wright, con su definido estilo, ya saben a lo que me refiero, una edición rápida y creativos movimientos y ángulos de cámara, más el humor que suele caracterizarse en la filmografía del Wright.

Honestamente no esperaba nada de este filme. Tenía noción de su exitoso paso por la taquilla en varias partes de Asia. Innegablemente me la pasé bien, disfruté los giros y toda la odisea de estos jóvenes, sin necesidad de profundizar en tópicos que podrían desviar el verdadero encanto del filme. A pesar de ser una comedia, fue más suspenso que la mayoría de los dramas, ya que el pago a la paciencia llega con base a buenos beneficios emocionales de su estrecha construcción del concepto, mientras muestra un decente despliegue de tomas y secuencias que normalmente se verían en filmes de mayor producción.

Su impopularidad es su gran enemigo

Por desgracia, al tratarse de una película extranjera que no es lo suficientemente artístico como para tocar en festivales y a la vez no tiene el presupuesto para atraer la atención de los medios de comunicación y los críticos que cubren ese tipo de filmes. Aunque no me sorprendería que esta película en algún momento tenga un remake o versión americana con la intención de colgarse de su concepto. Bad Genius (Mentes Peligrosas) vale la pena verse, y aprovechar su limitado estreno.

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