Jugar videojuegos no siempre significa… sólo jugar videojuegos, en muchas ocasiones la creación de un videojuego va más allá de jugarse y se convierte en una forma de expresión por parte de sus autores, y esto puede ser en diversos campos dentro del mismo, como puede ser el estilo visual: ilustraciones, menú, diseño de personajes, ambientación visual. Pero hay algo que nos marca en más de una forma, pues queda impreso en nuestro cerebro porque es un lenguaje por sí mismo: la música.

¿Alguna vez les pasó que jugaban algo mientras escuchaban música que no tiene nada que ver con el título? Cuando era niño, yo jugaba Kirby para NES mientras escuchaba Dream Theater y ahora no puedo desasociarlos tan fácilmente, incluso jugar en ciertos niveles del mismo título me evocan algunas canciones de mi banda favorita; esto pasa de manera inconsciente. Esto está comprobado a nivel científico y es conocido como “Memoria Musical”, además está asociado con el modelo de estudio “Baddeley-Hitch”, este modelo, a su vez, está relacionado con algo conocido como “bucle fonológico”.

Espera... ¿Qué es todo esto?

Realmente no es complicado si usamos términos sencillos: básicamente el cerebro puede programarse a sí mismo a trabajar con la memoria a largo plazo gracias a los sonidos y a la música, son técnicas para poder recordar y asociar memorias. ¿Han escuchado los rumores de gente que escucha música clásica para poder estudiar y que eso mejora las capacidades de memoria a largo plazo?
Es lo mismo, tú te programas para asociar la música clásica con el tema de estudio y esto te ayuda a recordarlo al momento del examen, de la misma forma en la que yo asocio el mundo de 'Grape Garden' con 'Lifting Shadows Off a Dream' de Dream Theater.

Después de abordar temas de biología y neurociencia, pasemos a la expresión, a la forma de arte.

¿Cuál es el recuerdo más viejo que tienen de un videojuego? Y, sobre todo, ¿puedes asociarlo con música?

Yo recuerdo mucho Guardian Legend de NES, recuerdo que la música a veces evocaba una sensación de urgencia y de miedo, acompañado con los aterradores diseños de los jefes y algunos stages, todo se sentía tan alien, tan extraño, me hacía sentir que realmente mi labor era titánica y dependía sólo de mí… pero hey, era sólo un niño, ¿es tan extraño que mis recuerdos sean tan fluidos gracias a su música? No, si usamos el bucle fonológico que mencioné antes. No me había dado cuenta, estaba empezando a apreciar al juego más allá de su jugabilidad y mis frustrantes fracasos ante la enorme dificultad que el título representaba.



Sí, ayuda bastante que provengo de una familia conformada casi exclusivamente por artistas y músicos (sobre todo músicos), y en parte eso me ayudó a que mi oído estuviera bastante afinado a muy corta edad, aprendí a apreciar y en ocasiones me encontraba a mí mismo poniendo pausa o escuchando el intro de varios títulos con el afán de apreciar la música… y luego me di cuenta que no estaba solo, mucha gente hace lo mismo y eso es porque los compositores no solamente están en el negocio de los videojuegos por dinero (que no es tan bien remunerado como creen), muchas veces es un sueño, una pasión y una forma de expresarse. A veces “la música de videojuegos” es más que eso, a pesar de que muchos lo consideran un género por sí mismo, yo difiero.

“Música de videojuegos” es un término y uno bastante generalizado, pues está haciendo un pésimo servicio al trabajo de muchos músicos y compositores, que han buscado la manera de capturar y expresar el sentimiento de un videojuego o a veces más allá, sus propios sentimientos. En muchos casos, estos compositores salieron de una universidad y estudiaron para esto, tocan alguno o varios instrumentos y tienen ideas magníficas que quieren transmitirle al mundo, pero quizá en lugar de utilizar una guitarra, utilizaron herramientas en una computadora para transmitir melodías… por medio de un juego de video, creando un nicho con los 8-Bits y a su vez el muy popular subgénero musical conocido como “Chiptunes”.

Mi padre y yo rentamos un videojuego llamado “Solstice”, un título que hace poco o nada por enseñarte cómo se juega y que está repleto de difíciles acertijos y una movilidad horrible, digo, tomando en cuenta que es un… “RPG” isométrico que se juega con el pad de NES, terrible… pero una vez que pusimos el cartucho dentro de la consola y lo prendimos, quedamos fascinados e impresionados con la calidad de audio que nos estaba esperando, literal estuvimos un buen rato escuchando sin realmente empezar a jugar, pues el compositor Tim Follin había cocinado una melodía (la única, realmente) que parecía sacada de la banda inglesa de rock progresivo: Gentle Giant. Y no era para menos, Tim Follin (y su hermano) creció con esa música y definitivamente se expresó, ganando a dos fanáticos más en esa pequeña lista de nicho que al parecer sí existe.


Tim Follin no está solo y el mundo está repleto de músicos maravillosos que han llegado a nuestros corazones y a nuestros recuerdos, como por ejemplo: Grant Kirkhope, Harry Gregson-Williams, David Wise, pero abordaremos a otros músicos memorables y nos iremos al país del sol naciente.

¿Qué sería de una opinión musical sobre videojuegos sin mencionar a Yasunori Mitsuda?
El maestro Mitsuda ha estado al mando de la creación musical para títulos tan especiales como: Chrono Trigger, Chrono Cross, Xenogears, Xenosaga, Xenoblade Chronicles 2 entre otros.

La primera vez que escuché la música de Chrono Trigger quedé bastante impresionado, pero fue en Chrono Cross cuando empecé a apreciar realmente su trabajo y a entender que cada pasaje era una referencia al pasado, un viaje. Y la música misma hacía referencia al tema central del título, que era básicamente los recuerdos perdidos en el tiempo.

Este compositor ha estado asociado con títulos de calibre épico y no podemos ignorar a Xenogears y Xenosaga Episode I: Der Wille zur Macht, que nos traen arcos argumentales donde nuestros protagonistas luchan contra el destino, contra el tiempo, contra la eterna recurrencia, contra Dios mismo.

Títulos con semejante tema necesita música que sea acorde, y vaya que lo logró con calidad mayúscula.

La música con orquesta, con tintes de rock, con tintes celtas e instrumentos tribales, que van desde momentos tranquilos y sutiles hasta tremendos giros con ópera, que sobresaltan para acompañar los terribles y magníficos momentos que acompañan estos títulos son el trabajo de este gran compositor.



Y de SquareSoft no solo salió Mitsuda, salió el venerado y más popular compositor en Japón en el tema de videojuegos: Nobuo Uematsu.

Hay escuela en Square, y Uematsu no solo creó varias de las melodías más famosas e inspiradoras en el mundo de la música y los videojuegos, también es un músico muy bueno.
Uematsu es el responsable de la música de Final Fantasy, así es, los temas de victoria y de pelea que son tan característicos de los juegos de rol básicamente los inventó él y aunque muchos lo asocian con los títulos populares como Final Fantasy VII y VIII, realmente pienso (en mi humilde opinión) que su trabajo más estelar está representado en Final Fantasy VI y IX, pues en ambos expresa su lado sinfónico y su lado rockero (más libre y con una composición más fina), pues también está inspirado enormemente en el rock progresivo (¿notaron una tendencia aquí?)

Uematsu fundó su propia banda de rock a raíz de su éxito con Final Fantasy para interpretar, precisamente, música de Final Fantasy pero como una banda de rock. Este proyecto tuvo bastante éxito y fue conocido por todos como The Black Mages.

Su trabajo parece destinado siempre a formar parte de historias épicas que involucran el destino de la humanidad y lo hizo ver, pues trabajó de nueva cuenta con Hironobu Sakaguchi, el mismísimo creador de Final Fantasy, que ya no estaba más con SquareSoft por razones que no explicaré aquí. Éste se fue de la compañía para fundar Mistwalker, su propio estudio desarrollador, patrocinado por papá Microsoft.

Como la mente maestra que es, decidió reclutar a su buen amigo Nobuo Uematsu para escribir la música de Lost Odyssey, un RPG ambicioso que contaba la historia de Kaim Argonar, un guerrero inmortal que ha perdido sus recuerdos y a su familia, ahora debía luchar contra el malvado imperio para poder descubrir una gran conspiración, recuperar sus recuerdos y encontrar a su familia... ¿cómo escribes música con base en eso? Uematsu encontró la manera... y vaya manera.

Un trabajo musical refrescante, lleno de momentos emotivos y épicos, resaltados con el clásico estilo musical de Uematsu que estaba viendo un resurgimiento pues realmente la música que compuso para Final Fantasy VII: Advent Children parecía recibir muchas críticas negativas por su aparente estancamiento musical y el hecho de que varios de sus temas reciclados no fueron tratados con la mejor justicia posible (One Winged Angel ya pasó de moda).

Era un viaje mental de todo lo que conocimos en Final Fantasy VI con todo el emotivo y épico viaje hacia el fin del mundo y toda la electrizante violencia musical que ha adquirido en los años recientes. Un título bastante subvalorado pero que posee una historia inolvidable y música que te hará sentir.




Seguimos en Japón, y seguimos con el rock progresivo, esta vez siguiendo a otro tecladista que se ha hecho sobrenombre por su estilo tan particular: Motoi Sakuraba.

De lejos, mi compositor favorito, a pesar de que él mismo ha confesado inspirarse en sus propias melodías, simplemente funciona para reforzar la “neurociencia” que comenté anteriormente, él ya tiene un estilo musical tan marcado que le resulta un poco complicado abandonarlo, necesita impregnar su sello en todo lo que toca y eso es precisamente lo que lo hace característico.

¿Qué compuso? Vaya, algunos títulos muy buenos que quizá no jugaste, pero entre ellos están Valkyrie Profile y Star Ocean.
Y sí, has escuchado su música, sólo no lo sabías. Ha escrito música para títulos muy conocidos y que posiblemente te impresione saber que sí, estos títulos también tienen su sello característico: Golden Sun, Mario Golf, Mario Tennis, Tales of Symphonia, Baten Kaitos, Super Smash Bros. Brawl, Tales of Berseria… y por supuesto, el famosísimo y letal Dark Souls.

Sakuraba es primero que nada un músico y compositor después, dado a que su tendencia por improvisar e interpretar superan a la dedicación que pueda tener a la composición (sin menospreciar su trabajo en lo absoluto para sus temas más profundos), es tan dado a esto que ha tenido varias bandas e incluso, similar a la aventura que tuvo Uematsu con su propia banda, Sakuraba también formó una banda para interpretar música de títulos para los que compuso.

Fanático del rock progresivo y la música orquestral barroca, Sakuraba tiene una tendencia al dramatismo y a la violencia, es decir, las voces de ópera, violines acelerados, disonancias y extensos solos de teclado con su característico sonido “moog”.

Varios de los títulos con los que ha trabajado involucran melodías complejas y agresivas, y esto puedes notarlo si recuerdas Mario Tennis (y muy reciente su lanzamiento con Aces) o Mario Golf, que posee su característico estilo progresivo, pero también siempre es un estilo animado, activo, alegre. Pero parte de lo que hace que Sakuraba sea tan interesante es que puede hacer totalmente lo opuesto, llegando a melodías depresivas y oscuras, como se ha visto en Valkyrie Profile y Dark Souls.


Vamos a saltarnos un poco el tema de los compositores específicos pues hay muchos y no voy a terminar de contarles mi opinión, porque compositores japoneses hay muchos y muy buenos, como: Masashi Hamauzu, Junya Nakano, Keiichi OkabeKoji Kondo, Akira Yamaoka, Kow Otani, Yoko Shimomura, Junichi Masuda, Michiru Yamane, Koichi Sugiyama, entre otros.

Así que vamos a saltar a otros temas relacionados, como las emociones y los mensajes que el juego intenta promover acompañado de la música.




En los videojuegos podemos encontrar temas agresivos y épicos, pero también hay melodías que son más tranquilas y delicadas, que tratan de evocarnos una emoción más sutil como la nostalgia, o una sensación de “viaje mental”, y quizá dentro de su complejidad simple, encontramos "algo". ¿A qué me refiero con “viaje mental”? No es algo extraño, me refiero a que la música muchas veces crea imágenes mentales que no son realmente cosas u objetos, son simples imágenes, colores, a veces a cierta velocidad o ritmo, similar a los visualizadores musicales en programas como WinAmp o Windows Player.

Títulos como The Legend of Zelda y NieR utilizan la música para complementar su narrativa, y con esto me refiero a que la música va de la mano totalmente con el sentimiento que el mismo título y su historia transmiten, pero sobre todo “el mensaje”, han podido traducir una idea y un concepto en notas musicales y eso no es una tarea sencilla, requiere que tu compositor entienda el juego, que entienda a sus creadores y, sobre todo, que sepa cuál es el mensaje.

Esto particularmente sucede con NieR, sí, el título que salió para Xbox 360 y PS3, aún con sus variaciones, el título mandaba el mismo mensaje y sus personajes luchan contra el destino, contra la muerte y contra las consecuencias de una diosa muerta. ¿Qué pasa cuando lo único que tienes en la vida está muriendo?

La música sigue a un atormentado protagonista mientras se aventura en un mundo lleno de desolación, caos, enfermedad y autodestrucción, apegándose completamente al sentimiento en una historia completamente original e inolvidable.

Algo que me gustaría resaltar es que todos, y absolutamente todos los temas de NieR son dignos de escucharse y todos tienen una emoción o pensamiento particulares.

¿Qué sientes tú con la música?, ¿qué te hace recordar?, ¿en qué piensas?, ¿a quién recuerdas?

Después de todo esto, quizá sea justo pensar que la música en los videojuegos no son solamente tonadas repetitivas o infantiloides, si no una manera de expresarse y compartir mensajes o sentimientos, algo digno de ser valorado y respetado en cualquier ámbito y sentido artístico.

A veces la música no debe entenderse, diseccionarse o estudiarse, a veces sólo debe disfrutarse y sentirse, a veces sólo debes apagar las luces, subir el volumen y acostarte en el suelo.

Sólo déjate llevar, entra al espacio musical y siéntelo.

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