Creo que para muchos no es sorpresa que Elden Ring esté en la lista de los mejores juegos del año, o el título favorito de las personas que se dan a la tarea de elegir el GOTY (Game of the Year). Pero en mi caso especial, podría decir que el nuevo juego de FromSoftware ha logrado mantener cautivado desde el día que salió (marzo de 2022).
Revisando mis estadísticas, me he dado cuenta que me he sumergido en el bello y peligroso mundo de las Tierras Intermedias por más de 230 horas, y solamente contando mi primer run en el cual exploré sin rumbo alguno, dejándome llevar por cuevas, enemigos y cualquier cosa que se ponga frente a mi personaje.
Si tuviera que definir lo que me atrapó de Elden Ring, creo que fácilmente podría mencionar muchos aspectos que están muy presentes en los juegos de mundo abierto. Pero, más allá de solamente enlistar lo fascinante que es descubrir, mejorar, recibir recompensas después de varios intentos, creo firmemente que FromSoftware tomó los mejores juegos del género en la actualidad para estudiarlos. Inclusive el propio Hidetaka Miyazaki mencionó que The Legend of Zelda: Breath of the Wild, sirvió como punto de partida de lo que buscaban para tomar de los cuernos el género de mundo abierto.
El hecho de poder perdernos en su gigantesco mapa es una sensación que pocas veces se puede sentir emocionante. Naturalmente hay jugadores que se sienten abrumados por adentrarse a misiones en las que debemos recorrer grandes distancias para lograr obtener ese algo que nos haga sentir que valió la pena el tiempo invertido. En Elden Ring, es algo diferente, ya que, más allá de su gran dificultad, el juego te invita a explorar sin necesidad de conocer el camino, simplemente te da las herramientas y la libertad de uno mismo crear su propia aventura sin preocuparte por X o Y elemento de la campaña.
Había noches en las que pasaba de estar en un calabozo para después encontrarme minas de cristales y piedras sombrías para mejorar mis armas. A veces no podía dejar de pensar en las cosas que había dejado pendiente, me hacía mapas mentales de las cosas que debo investigar y los lugares que dejaría para una ocasión en la que sienta estar preparado. No lo sé, el juego simplemente me volvió ese “feeling” de querer avanzar y conocer cada rincón.
Como anécdota, en mi primera partida llegué al jefe inicial de la campaña ya cuando llevaba 50 horas de juego y varios niveles arriba. Lo anterior es un claro ejemplo de cómo puedes perderte sin preocuparte por llegar al final del juego. Obviamente es el “Soulsborne” menos lineal, pero es debido a su naturaleza de ser un mundo abierto. Aún así, existen personas que solamente quieren conocer el lore detrás de este grandioso juego, por lo cual es válido el ir directamente contra los jefes de la campaña y vencerlos sin recibir ningún daño de por medio. Al final cada quien se acomoda a su estilo de juego.
Si eres de las personas que todavía tiene miedo en experimentar un juego como Elden Ring, creo firmemente que este es el momento de quitarse los traumas que Dark Souls, Demon 's Souls, Sekiro o Bloodborne dejó en muchos. El juego sí es difícil pero a la vez es el más accesible para quienes buscan adentrarse a este tipo de títulos. La variedad de armas, armaduras, hechizos, poderes, enemigos y hasta combinaciones, hace de Elden Ring en un juego que no solamente tomó el género de los juegos de mundo abierto por sorpresa, sino que subió más la vara que ya había dejado títulos como Zelda: Breath of the Wild y The Witcher 3.
Inclusive en mi reseña (la cual escribí hace meses), dejé muy claro las cosas que puedes hacer y lo increíble que fue mi experiencia, por ende recibió una calificación que roza la perfección. Sin más por agregar al respecto, el solo hecho de recordar me dan ganas de volver a prender la consola y seguir jugando en mi partida New Game+3. En fin, por esta y más razones Elden Ring es el juego que más disfruté durante este año.