PELÍCULAS POST-SAN VALENTÍN

Oh sí, como yo hay muchos que juran sobrevalorado a San Valentín. Hasta parecería extraño que hayamos visto Titanic un millón de veces. Pero lo hacemos por el final. Tampoco menosprecio a quienes celebran divertidos la fecha, pero a veces, si no se toma con gusto o hasta chacota por las excesivas muestras de melcocha pública, o de marcas desesperadas por fomentar ideas como que el amor se compra, vaya si este sentimiento (o los apegos, para ser más preciso) duele.

En efecto, se vale reír de las rosas, chocolates y memes de Piolín sin quemarse cada 14 de febrero que celebran millones de personas. Se encuentran, dan y toman regalos. Pueden expresar amor, bailar, cantar, besar y enamorarse. Wow, qué chido. Pero otros se azotan porque sienten que algo anda mal consigo mismos al no tener una pareja. Detona estrés, complejos, depresión y dudas mientras se observa el aparente éxito sentimental y/o carnal de los “populares, guapos y cool”. Esos que además, en el coraje, pensamos que no han hecho gran cosa para contar con tal suerte y muchas veces son más felices en nuestra mente que en la realidad. Así es la vida y, en realidad, lo que vemos no es lo que es. La realidad es menos Facebook que Twitter. ¿Y saben qué? En mi ardidez les recuerdo que nada permanece, que todo termina.

No todas las películas sobre el amor tienen un final feliz, sobran las suficientemente tristes como para hacernos bolita y llorar en una esquina, lamentando el destino de los personajes favoritos -el nuestro, pues- mientras sufridotes exclamamos hacia nuestros adentros: “Pídele al tiempo que vuelva”... Así, por más que odiemos las historias de amor, no podemos apartar la vista de esas cintas pero, en el fondo, envidiosos como yo deseamos que los protagonistas terminen nadando en un mar de penas

Y que aprendan por fanfarrones.  ¿O quién osa negar que la experiencia emocional del amor es penetrante y sus compañeros más fieles son una caja de pañuelos y un botezote de helado? Eso a menos de que te conformes con películas como las protagonizadas por Kate Hudson y Matthew McConaughey, en donde el amor es un campo de batalla y alguien, una frívola, desea perder a un chico por un motivo profesional, mientras el otro, un mirrey, busca demostrar que cualquiera se enamora de él. Por supuesto, todo termina feliz en esas películas, porque mentir sobre tus motivos para salir con alguien y pretender interesarte en ellos por tu propia agenda te ayudará a construir una verdadera confianza, respeto y amor. Ya saben, todo lo que necesita una sólida relación.

Después de esta lindísima, bella y virtuosa introducción, les dejamos una lista de películas ideales para la depresión post-San Valentín.

Le Mépris (1963)

Con Le Mépris el realizador francés y pertenecientes a la Nouvelle vague (nueva ola francesa del cine), Jean-Luc Godard nos brinda un filme tan cínico y autobiográfico al mostrarnos su admiración, entrega y a la vez desprecio por el amor y las relaciones fracturadas por las circunstancias de la rutina. En el filme vemos a Paul Javal (Michel Piccoli), un dramaturgo francés, quien acepta reescribir algunas escenas para La Odisea, una película que va dirigir el renombrado director alemán Fritz Lang. En un primer encuentro con el productor norteamericano encargado del filme (Jack Palance), Javal deja que su mujer, la bella Camille (Brigitte Bardot), se vaya en el coche con el productor, este hecho desatará un malentendido entre la pareja, terminando envueltos en una dolorosa crisis matrimonial.

Closer (2004) 

Esta cinta de Mike Nichols (El Graduado) sencillamente puede definirse como una historia que se envuelve en pasiones, sexo, búsqueda/incapacidad de amar y abandono, en donde se ven involucradas dos parejas sumergidas en un embrollo emocional y carnal a partir de que el hombre de la primera pareja conoce a la mujer de la segunda.

Revolutionary Road (2008)

El filme de Sam Mendes que pone sobre la mesa la difícil decisión de tomar los sueños o quedarse con los ideales de una familia “estable” entre comillas. Como si se tratase de una reunión post-Titanic tenemos a Leonardo DiCaprio y Kate Winslet en un drama que nos hace dudar lo que en verdad une a un matrimonio. Lo cual servirá para establecer un punto de inflexión en la vida de quien no sabe si en verdad ama o solamente desea.

Melancholia (2011)

Lars Von Trier probablemente no sea sinónimo de película romántica o de amor, pero la crudeza que desarrolla en sus filmes pueden servir como grandes metáforas de las relaciones humanas y su natural autodestrucción. Justo esto último, puede verse en el filme de Melancholia, donde Justine (Kirsten Dunst) y su prometido Michael (Alexander Skarsgård) se encuentran celebrando su boda en una suntuosa fiesta en casa de su hermana (Charlotte Gainsbourg) y su cuñado (Kiefer Sutherland). Dentro de dicha celebración empiezan a salir a flote problemas familiares e indecisiones que podrían acabar con la unión de más de uno.

Eternal Sunshine of the Spotless Mind (2004) 

Probablemente no muchos recomendarían este filme de Michel Gondry para San Valentín, pero quizá sea una de las mejores películas que abordan el tema del amor desde lo psicológico, emocional y los apegos. En la cinta Joel (Jim Carrey) descubre que su novia Clementine (Kate Winslet) ha hecho que le borren todos los recuerdos de su tormentosa relación. Y en su intención por revertir el daño, se somete a dicho procedimiento para borrar totalmente a Clementine de su recuerdos y vida, pero al hacer desaparecer dichos recuerdos, hace que empiece a redescubrir su amor por Clementine.

Call Me By Your Name (2017) 

Un bonito y veraniego ejemplo de lo que podría definirse como un amor de verano. Call Me By Your Name de Luca Guadagnino nos pone en la piel de Elio Perlman (Timothée Chalamet), un joven de 17 años que se encuentra vacacionando con sus padres en pueblo en la zona norte de Italia. Todo parece transcurrir de manera normal, pero con la recién llegada de Oliver (Armie Hammer) un estudiante universitario que llegó con la intención de trabajar con el padre de Elio, hace que la juventud florezca en una atracción que se va intensificando mientras el verano avanza.

Fatal Attraction​ (1987)

El peligro es latente en la búsqueda del amor, y Dan Gallagher, quien lleva una vida perfecta como hombre casado, repentinamente conoce en una fiesta a una atractiva mujer que lo seduce. Pero cuando nuestro protagonista decide dar fin a su pequeña aventura, Alex (la mujer) reacciona de una manera violenta, revelando su verdadera naturaleza manipuladora y obsesiva. Muestra el lado peligroso de las relaciones ya sean amorosas o carnales.

Thelma & Louise (1991) 

La amistad también es parte importante dentro de esta fecha, por ende, Thelma & Louise de Ridley Scott tiene su distinguido lugar como un grandioso road movie que servirá para que las protagonistas se aventuren a vivir el amor personal, para alejarse de la mortal rutina de sus vidas y de todas sus frustraciones. Por algo dicen que el camino puede ser el mejor método para crecer y descubrir los elementos que hacen falta en los corazones de aquellos empeñados en perderse, que en realidad terminan encontrándose.

High Fidelity (2000)

High Fidelity, adaptación cinematográfica de la novela homónima de Nick Hornsby a manos de Stephen Frears, podría encajar en el género de comedias románticas y filmes para todos los amantes de la música. En ella conocemos a Rob Gordon (John Cusack) quien es dueño de una tienda de discos de vinilo que está a punto de quebrar y quien comparte su amor por la música con sus dos empleados, Dick (Todd Louiso) y Barry (Jack Black). Los tres suelen discutir sobre la música que aman, ya sea armando listas para puntualizar sus opiniones o simplemente para ocultarse en ella. Aparte de los problemas económicos de la tienda de discos, Rob tiene otro problema: quiere volver con su antigua novia, Laura (Iben Hjejle), que está saliendo con otro chico, por lo cual reflexionará (con la ayuda de la música) la manera como debe sobrellevar dicha situación, aprendiendo de sus relaciones anteriores.

In the Mood For Love (Faa yeung nin wa) (2000) 

El amor duele y puede dejar heridas que lleven a las personas a un eterno arrepentimiento, y en el filme de In The Mood For Love del maestro Wong Kar-wai, se narra la historia de Chow, redactor en jefe de un diario local, quien se muda con su mujer a un edificio habitado principalmente por residentes de Shanghái. Allí conoce a Li-Zhen, una bella y joven mujer que igualmente se acaba de mudar con su esposo al edificio. El lugar los llevará a encontrarse en varias ocasiones, transformándolos en recurrentes confidentes de su compartida soledad (ya que sus parejas pasan mucho tiempo fuera). Dicha relación los llevará a descubrir algo que pondrá en juego el futuro de sus matrimonios.

Blue Valentine (2010)

Erróneamente señalada como una película anti-San Valentín, Blue Valentine brilla más allá de su conflicto principal en el que Dean (Ryan Gosling) y Cindy (Michelle Williams) se ven envueltos. El filme busca retratar una realidad que pocos quieren ver en las relaciones que han pasado por mejores momentos, en donde se ven obligados a compaginar con las demandas y expectativas de la vida familiar. Siendo este filme el claro ejemplo de cuando se busca volver a encender el fuego que los unió en el pasado, buscando la pasión y amor para salvar el matrimonio.

The Lobster (2015) 

El grandioso filme del director griego, Yorgos Lanthimos nos cuenta una historia de amor no convencional, ambientada en un mundo distópico, en donde la sociedad se rige por unas singulares reglas en donde los solteros son arrestados y enviados a un lugar para encontrar pareja en un plazo de 45 días. Más allá de su rareza, el filme busca proyectar el instintivo mensaje de la soledad. Ya sea desde el hecho de quedarse solo, de morir o vivir solo y a la vez el de compartir la vida con alguien.

L'empire des sens (El imperio de los sentidos) (1976) 

Y así como hay dolor en el amor, también existe la pasión y el erotismo, por lo cual El Imperio de los Sentidos es una elección obligatoria, ya que nos pone en la piel de una pareja de amantes que llevan el amor hasta límites inimaginables (corporal y emocionalmente), dejando que la pasión desbordada los lleve a querer poseerse mutuamente y nunca separarse, sin importar las consecuencias ni el futuro de su relación. Curiosamente la historia que aquí se desarrolla, realizada por el prestigioso japonés Nagisa Ōshima, está inspirada en una historia real, así que el morbo puede ser suficiente para dejarse seducir por este filme de culto.

Secretary (2002) 

La historia de Secretary nos presenta a Lee Holloway (Maggie Gyllenhaal), una mujer que acaba de salir de una institución psiquiátrica que decide solicitar un empleo de secretaria en el bufete de abogados de E. Edward Grey (James Spader). Al principio el trabajo parece normal pero no tarda en embarcarse en una relación no tan común y mucho más estrecha e íntima con su jefe, el Sr. Grey.

Shame (2011)

Steve McQueen magistralmente nos presenta una cruda historia que se mueve entre la delgada línea entre la falta de amor y el odio hacia uno mismo. De entrada tenemos a Brandon (Michael Fassbender) un joven y apuesto obsesionado con el sexo, se pasa el día viendo revistas pornográficas, contratando prostitutas y manteniendo relaciones esporádicas con solteras de la ciudad. Hasta que un día se presenta en su casa, sin previo aviso, su hermana Sissy (Carey Mulligan) con la intención de quedarse unos días en su apartamento, lo que parece ser una simple vista, terminará provocando un sin fin de sentimientos encontrados entre los dos.