Eric Naierman, con muchas ganas de coleccionar y los recursos para cumplir su sueño, fue a Denver para comprar cerca de 40 títulos clásicos para agregar a su repertorio, y esto le costó aproximadamente más de un millón de dólares.

¿Este hombre es un ricachón? ¿Un inversionista? Para nada, es un dentista del sur de Florida, pero no deja de ser un individuo bastante peculiar con una de las colecciones más grandes de videojuegos del mundo. La adquisición de estos bienes es la transacción de consumo personal más grande registrada en los videojuegos, aunque aún hacen falta datos para comprobar este suceso.

Los juegos clásicos que adquirió son tanto una variedad de títulos raros como de títulos clasicos en condiciones prístinas y evaluadas por profesionales, haciendo que las adquisiciones de Naierman sean esencialmente piezas de colección dignas de pertenecer a algunos museos, siendo solo ejemplares que si no son únicas, son extremadamente limitados en el mundo, especialmente por la antigüedad que tienen.

Algunas de las piezas maestras que tiene este señor incluye Mario Bros, sellado en condición nueva y prístina, al igual que las dos únicas copias de Golf, la única copia de Balloon Fight y la única copia conocida de Gumshoe, por supuesto todas en condiciones como cuando salieron de la fábrica ya bien envejecidas cual buen vino.

Dean Khan, presidente, jefe ejecutivo de Wata Games y evaluador profesional especializado en juegos vintage dice lo siguiente al respecto:

Estas son algunos de los santos griales, la pura crema y nata en valor histórico.


Está de más decir que Naierman está sumamente contento con su adquisición, para el valor histórico, nostálgico y especialmente su condición lo hacen un orgulloso poseedor de dichosos juegos, sinceramente no se arrepiente para nada ya que es el típico caso de demanda y venta, para él es un hobby que lo apasiona y al que disfruta invertir.

Si me lo preguntan, yo siempre he dicho que una vez que tienes el dinero, las puertas y el considera las posibilidades aumentan, porque para muchos puede parecer un despilfarro, pero no cabe duda que el hombre sabe lo que quiere, y eso es invertir en su hobby como muchos de nosotros hemos hecho en algún punto de nuestras vidas.


Fuente | Washington Post

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