FORTNITE, ¿UN PELIGRO PARA LA SALUD?

Los medios estadounidenses afirman que el Battle Royale más popular entre los gamers está causando graves problemas de adicción y ansiedad.

Fortnite no es el primer videojuego acusado de viciar a sus jugadores y mucho menos el primero en tener un éxito a este nivel y recibir este tipo de acusaciones. Es cierto que Fortnite ya dejó su huella en la historia de los videojuegos en muchos aspectos. Sus creadores de contenido en YouTube y Twitch, torneos, contenido gratuito y constante, además de creativo; tan solo 80 millones de jugadores fueron registrados en el mes de agosto y la audiencia sigue en aumento.

Todo este asunto proviene de una nota publicada por ‘ABC 8 News’ en la cual se hace una comparación, en mi opinión absurda, de Fortnite y la heroína. La nota no muestra ninguna fuente del estudio médico que sustente sus palabras y poco o nada saben realmente de el tema y, sin embargo, se hacen afirmaciones de este tipo:

“Expertos médicos dicen que los videojuegos, como el popular Fortnite, pueden ser tan adictivos como la heroína”.

También se habla sobre el desarrollo cerebral y cómo los niveles de dopamina en los jugadores se ven alterados mientras juegan, liberando sustancias químicas parecidas a las que genera un individuo con adicción a las drogas, pero vamos, que si no se muestran datos, estadísticas, algo que sustente lo que están dando por cierto, pierde veracidad.

Digo, no creo que jugar Fortnite 5 horas seguidas degenere mi cerebro o me cause algún tipo de retraso mental.

El “estudio” de los médicos expertos de los cuales se desconoce su identidad o institución para la cual realizaron dicha investigación, afirman que sus sujetos de estudio fueron adolescentes en su mayoría.

Ahora, considerando lo poco que se sabe al respecto: creo que es algo normal. ¿Cuántos de nosotros no estuvimos o incluso estamos en esa situación? Jugamos lo que sea que juguemos porque nos gusta, nos apasiona, nos fascina y sencillamente no hay algo más que capte nuestra atención al mismo nivel.

“Para gustos, colores”, ¿no lo crees? Te lo dice alguien que ha pasado más tiempo con la computadora que con un balón. No porque sea un antisocial, sino porque así somos muchos gamers, aunque no todos. Hay quienes tienen suficiente con jugar 1 vez a la semana y hay quienes dedican al menos 2 horas diarias a algún videojuego.

Siguiendo con la nota, me di a la tarea de revisar de qué manera nos afectan este tipo de noticias a nosotros como jugadores, y bueno… un poco.

Sitios cómo ikydz han creado una forma en la cual los padres pueden controlar lo que juegan sus hijos. Se trata de un dispositivo conectado al modem que provee internet a las consolas, el cual les permite bloquear ciertas conexiones a internet. Fortnite, Minecraft, Roblox, entre otros videojuegos populares entre el público adolescente, pueden ser bloqueados de la red de la casa mediante una aplicación.

Somos conscientes que hay excepciones y hay quienes sí se ‘pasan de lanza’. ¿Recuerdas la nota del chico que se gastó ochocientos euros sin permiso?, bueno, no es un caso aislado. Más casos así se han reportado e incluso un poco más ‘graves’, si se puede considerar así. En el Reino Unido se han reportado 200 peticiones de divorcio debido a Fortnite. Estas representan el 5% de las peticiones de divorcio.

Imagínate, tanto que nos cuesta encontrar una waifu y ellos divorciándose por Fortnite.

En el mismo reporte se habla de problemas con el desempeño académico y equipos deportivos. Es más, hace semana te contamos de cómo equipos de futbol protestaron por la inclusión de los eSports en el mundo deportivo; pero no todo es malo. También se habla de becas escolares para jugadores Top, torneos con premios y contratos para sus jugadores…

Dejando a un lado Fortnite, pensemos en los videojuegos, eSports y el término ‘gamer’. Hace años, cuando éramos vistos como ‘frikis’, invertir horas en nuestros videojuegos favoritos no era visto como ahora. Sí, nos regañaban y nos decían que saliéramos a jugar, que hiciéramos algo con nuestro tiempo, pero no se llegaba al grado de llamarnos “adictos”, como si de drogas se hablara.

En palabras de este humilde escritor: todo en exceso es malo, amigos.

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