La segunda y muy esperada temporada de The Witcher para Netflix, protagonizada por Henry Cavill por fin está aquí para continuar con las travesías de Geralt de Rivia, El Brujo, quien tras los eventos de la temporada pasada tiene más preocupaciones y responsabilidades que nunca. Como siempre esta es una reseña SIN SPOILERS, así que procedan sin miedo.

Mientras que la primera temporada de The Witcher funciona como un preámbulo a la parte principal de la historia, la segunda trabaja sobre lo ya establecido y sigue ahondando en el caótico mundo en el que nos encontramos, develando más del lore y trayendo mucha acción que es lo que esperamos de la serie.

Si esperan acción no se irán decepcionados, pero como toda buena historia, The Witcher gira en torno a sus personajes, sus virtudes, fallas y las decisiones que toman. Si algo queda muy claro, y es algo de lo que soy muy fan, es que ningún personaje carece de errores, haciéndolos sentir mucho más reales y ayudan al espectador a empatizar con ellos.

Ello va directamente de la mano con las actuaciones, Cavill y compañía, que mantienen el estándar al que ya nos habían acostumbrado en la temporada pasada y a ellos se suman nuevos rostros como el de Kim Bodnia, quien interpreta al mentor de Geralt, Vesemir y quien hace un trabajo excepcional.

Y es justo hablando de actuaciones e historia que resalta uno de los temas principales de la temporada: la familia y los lazos. Ciri y Geralt por fin se han reunido tras toda una odisea y su viaje apenas comienza. Una de las mejores partes de esta segunda temporada es ver la relación entre el Brujo y la Leoncita de Cintra florecer cual flor invernal, en contra de todo pronóstico y en las circunstancias menos favorables.

En esta ocasión el equipo de edición hizo un buen trabajo en ayudar a la historia a plantear las preguntas adecuadas, las cuales no toman mucho en entrar en materia pero sí en ser respondidas e incluso algunas que se quedan sin respuesta. Esta intriga ayuda a mantener al espectador ansiando ver lo que ocurrirá en el siguiente capítulo.

Quizás una de las pocas quejas que tengo es que me gustan tanto estos personajes que me encantaría que hubiesen hecho un par de escenas más o extender algunas considerablemente, para ilustrar de mejor manera el paso del tiempo y a su vez fortalecer aún más a los personajes y el lore, pero aun así los 8 episodios se sienten como un tiempo suficiente.

Otra parte clave de la amalgama es la música, con un score que complementa siempre los momentos intensos, ya sea en acción o en emociones y no pueden ignorarse tampoco las participaciones musicales de Jaskier, a quien además Joey Batey siempre logra interpretar de manera que se roba la escena cada vez que está en pantalla.

Fue una larga espera, pero una que valió la pena, en muchos aspectos The Witcher no sólo se mantiene a la altura sino que sigue creciendo, lo cual es un poco intimidante de considerar ya que es un mundo bastante extenso el que se tiene la tarea de cubrir, pero con los resultados vistos esta vez, tengo la confianza de decir que es un excelente momento para ser fan de The Witcher.

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